Coronavirus: la pandemia lleva a los europeos a otro momento "existencial"
WASHINGTON.- Ni el Brexit ni la implosión de la eurozona ni la caravana de migrantes desesperados. El mayor desafío en décadas para el modelo de unidad europeo es el coronavirus. Los líderes de los 26 países que integran la Zona Schengen, que permite la libre circulación dentro de la mayor parte del territorio de la Unión Europea (UE), acordaron anteayer cerrar sus fronteras a los ciudadanos que no pertenezcan a la UE, en medio de un brote pandémico que los gobiernos del bloque no logran controlar.
Ya dentro de Europa, los gobiernos han alzado barreras donde antes no había, demorando a los viajeros y bloqueando la salida de suministros médicos hacia otros países. Los líderes de la UE recalcaron que garantizarán la libre circulación de bienes dentro de la zona, por más que las personas estén sujetas a aislamientos y restricciones a los viajes.
El continente europeo es ahora el centro de la pandemia y los contagios todavía no encuentran techo.
La gravedad de la hora es evidente. Los parisinos abandonaron en masa la capital francesa hacia reductos en el campo, más adecuados para el distanciamiento social, después de que el presidente Emmanuel Macron declarara el lunes que su país estaba en guerra. "Una guerra sanitaria, por supuesto", dijo Macron.
La canciller alemana, AngelaMerkel, hizo sonar la misma voz de alarma, tras anunciar la prohibición de los viajes domésticos e internacionales y dictar el cierre de bares, teatros, museos y comercios de productos no esenciales. "Son medidas que nunca habíamos visto en nuestro país", dijo Merkel, y más tarde agregó que "en los 70 años de historia de la República Federal de Alemania, nunca hemos vivido una situación similar."
Pero esas proclamas ocultan una sensación de deshilachado de la unidad y del propósito común de los europeos. De hecho, en las últimas semanas, los populistas de ultraderecha de Europa occidental y los liberales demagogos de Europa oriental se han quejado de la incapacidad del bloque ya sea para frenar la crisis o para ayudar a sus miembros más amenazados. Ahora que se han puesto barreras, algunos analistas creen que perdurarán como un legado del coronavirus.
"El coronavirus podría convertirse en una herramienta dentro de esa batalla política más amplia y ominosa que es el tema migratorio", escribió Pawel Zerka, del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores. "La epidemia alimenta la causa de quienes siempre se han opuesto a recibir refugiados y muchos de ellos son los mismos partidos y políticos que abogan por controles fronterizos más estrictos. Pero si el debate público pivotea sobre la percepción de que existe un vínculo entre el virus, las fronteras y los migrantes, eso se acercará peligrosamente a los argumentos que hablan de pureza nacional y superioridad racial".
Después está el tema de cómo se relaciona Europa con el resto del mundo. Los recientes y altamente simbólicos envíos de suministros médicos chinos -así como la llegada de expertos médicos de China- a la desesperada Italia, parecen subrayar el total estado de indefensión del continente. "Pedimos suministros de equipamiento médico y la Comisión Europea reenvió el pedido a sus Estados miembros", le dijo a la agencia Foreign Policy al representante permanente de Italia ante la UE. "Pero no hubo respuesta".
Muchos políticos van tomando nota. "Ahí nomás, del otro lado de la frontera de la UE, el presidente serbio Aleksandar Vucic reaccionó con ofuscación al enterarse de que la UE había impuesto un amplio bloqueo a la exportación de insumos médicos, como barbijos y guantes, para proteger a los trabajadores de la salud", informó Michael Birnbaum en The Washington Post. "Esa restricción tiene el propósito de ayudar a los países de la UE a salir en ayuda unos de otros, pero dejó a la intemperie a sus vecinos más próximos".
"La solidaridad internacional no existe. La solidaridad europea no existe", dijo Vucic. "El único país que puede ayudarnos es China".
Los funcionarios de Bruselas esperan que las reuniones e iniciativas que se tomen esta semana ayudarán a arrancar con una respuesta más decidida ante la crisis. Eso incluye discusiones preliminares sobre la carga compartida de los riesgos y la emisión de deuda para ayudar a paliar la crisis.
"Los gobiernos de la UE están lanzando un paquete de estimulo fiscal sin precedente para que las empresas sobrevivan la parálisis, mientras que los líderes están tratando de imaginar cómo financiar esa súbita escalada del gasto público sin reavivar la agitación de los mercados que amenazaron con desgarrar la unidad monetaria hace menos de una década", dijo Bloomberg News.
Pero a medida que cada país se va aislando sobre sí mismo, esa sensación de apoyo continental podría estar diluyéndose. "En un reciente mensaje por video, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, trató de mostrar su solidaridad con Italia, afirmando en un italiano dubitativo que 'Todos somos italianos'", según informó Rachel Donadio en The Atlantic, quien agregó que la funcionaria "No sonó demasiado convincente".
"Se trata de una verdadera amenaza para la existencia de la UE", dice Stefano Stefanini, exdiplomático italiano y consultor en seguridad. "Si se percibe que la UE no hizo lo suficiente o que no le importó lo suficiente, la gente se preguntará todavía más para qué sirve la UE".
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