Al mal tiempo
Un efecto quizá inesperado del coronavirus -o del encierro al que obliga el coronavirus- es la explosión de humor que ha provocado, y que nos llega básicamente a través de las redes sociales. ¿Humor en medio de esta sucesión de noticias horribles? ¿Humor con algo que enferma y mata? ¿Humor a pesar de la catástrofe económica que el parate traerá consigo? ¿Humor en la Argentina, que ya venía de Guatepeor y no se sabe dónde va a parar? Sí, humor. Importado y autóctono, como el virus. Mucho humor en medio del malhumor y del miedo. No hay día en el que no circulen decenas de chistes y memes, la mayoría entre buenos y muy buenos, acaso porque las redes se ocupan de filtrar únicamente los que valen la pena. Como el del náufrago que, solo en una islita, cuando ve que se acerca un enorme crucero, su reacción no es agitar los brazos, sino esconderse detrás de una palmera.
Al mal tiempo..., dice el viejo y sabio refrán. Claro que sí. El humor es terapéutico, es un bálsamo. Es amable y leve. Bienvenido el ingenio popular, inagotable. Bienvenidas la sonrisa y la carcajada que mitigan la cuarentena. Como dijo un autor anónimo, la vida hay que tomarla con amor, para comprenderla, y con humor, para soportarla.