El valor de reconectar
Sin los eventos de relacionamiento, las charlas de pasillo, un almuerzo durante un viaje o los encuentros informales para compartir unos tragos y conversar, tenemos que ponernos creativos para seguir creciendo en nuestro armado de redes laborales, para crecer en los vínculos y no dejar que la distancia física debilite ese entramado.
Esta misma "danza" de relaciones en persona podemos recrearla a través de nuestros contactos virtuales. El arte está en el modo en el que lo hacemos, con quiénes y para qué lo hacemos. Para Karen Mirkin, especialista en Innovación Abierta, es necesario reflexionar sobre todo nuestro ecosistema, sobre cuál es nuestra propuesta única de valor para cada una de las personas que los conforman antes de establecer esos contactos. "Reflexionar qué tengo para ofrecerles. No es lo mismo lo que puedo darle a alguien de mi familia, un cliente, un proveedor o un compañero de trabajo. Tiene que haber un ?win win' en el que las personas a las que contacto puedan tener una claridad del valor que les voy a aportar en nuestra relación".
Según Mirkin, esto no se trata solo de pensar en un intercambio comercial, sino de reflexionar sobre el valor del tiempo de los demás, de su atención y de la riqueza que ocurre en nuestra interacción.
Este período extraordinario en que no solo nosotros estamos trabajando remoto, sino probablemente la gran mayoría de nuestros contactos en el país y en el mundo, nos da una licencia que quizás antes no nos hubiéramos permitido. Navegando nuestros contactos de Linkedin, por ejemplo, podemos frenar y preguntarnos. ¿Qué será de la vida del tal con el que cursé tal posgrado en 2003? ¿En qué proyectos andará ese proveedor tan bueno con el que hicimos nuestro mejor evento hace cinco años? ¿Y mi compañera de la escuela que soñaba con estudiar biotecnología? En el paper Dormant Ties: The Value Of Reconnecting, Daniel Z. Levin, Jorge Walter, J. Keith Murnighan demuestran que aunque la literatura sobre redes sociales sugiere que los lazos deben mantenerse para retener el valor, volver a conectar los lazos inactivos (antiguos lazos, ahora fuera de contacto) puede ser extremadamente útil también.
La investigación llevó a estudiantes de MBA a consultar a sus contactos inactivos sobre un importante proyecto de trabajo; los resultados se compararon favorablemente con los de sus lazos actuales. Además, la reconexión de vínculos previamente fuertes condujo a los cuatro beneficios que generalmente se asocian con vínculos débiles (eficiencia y novedad) o vínculos fuertes (confianza y perspectiva compartida). Estos hallazgos sugieren que las relaciones latentes, a menudo pasadas por alto o subutilizadas, pueden ser una fuente valiosa de conocimiento y relaciones sociales.
Atascados en casa, tenemos la oportunidad perfecta para despertar nuestros lazos inactivos. Estos son los vínculos y relaciones que podemos haber olvidado con la distancia del tiempo y la geografía, por ejemplo, amigos de la universidad, compañeros de trabajo de un trabajo anterior, antiguos vecinos o incluso parientes lejanos. La investigación demostró además que el poder de volver a conectar las relaciones latentes aumenta especialmente cuando las personas compartieron experiencias similares.
Sonia Abadi, médica, psicoanalista e investigadora, autora del libro Pensamiento en red, cree que este tiempo nos permite revisitar vínculos de una manera distinta a antes del aislamiento. "Por este efecto de desamparo y soledad que nos genera el aislamiento, necesitamos mucho más de nuestras redes, recorremos la memoria, empezamos a evocar más, nos acordamos de cosas que no nos acordábamos tanto y entonces ¿por qué no contactarnos? Hoy está habilitado el llamado telefónico o contacto en las redes que antes de la pandemia nos podía parecía inadecuado, interacciones más diversas", explica Abadi.
La especialista explica que desde la neurociencia se ha demostrado cómo la generación de nuevos vínculos y las interacciones variadas y diversas aumentan la generación de nuevos circuitos neuronales. "Es lo que le pasa al bebe en su cableo cerebral en su interacción con la mamá y esto nos pasa a todos durante toda la vida".
Hay algo bastante espectacular que pasa con esta distancia física. Mi mamá, que vive a cinco cuadras de mi casa hoy está tan lejos como mi amigo Juan que vive en Mallorca o Ceci, la madrina de mi hijo que vive en Salta. Pero también están, todos ellos, igual de cerca: a un clic y un ¿Cómo estás hoy?.
Sonido recomendado para leer esta columna: Community Centre, Passenger