Sospechosos
En un hospital a uno le dan el alta, no lo dejan en libertad. Estar internado no es lo mismo que estar preso, pese a que a los reclusos se los llama internos, y a los enfermos, pacientes (aunque lo suyo es más bien resignación). Uno no va y se contagia una enfermedad por asalto, adrede. Ni está tipificado el delito de contagiado, doliente o infectado.
Sin embargo, tabú inmemorial de la humanidad, seguimos mirando a los que padecen una enfermedad, sobre todo si es infecciosa, como si fueran de algún modo culpables (¿recuerdan cuando apareció el sida?) o como si su condición fuera voluntaria y a la vez reñida con la ley. Es cierto que saberse contagioso e ir a fiestas es delito. Pero, por favor, dejemos de hablar de "caso sospechoso" cuando una persona muestra síntomas de Covid-19. La semántica del español es dadivosa. Digamos mejor que "podría haberse contagiado". Hablemos de un caso "presunto", si existe la presunción del contagio. O usemos "aún no confirmado". Dejemos la sospecha para el malhechor, el criminal y el bandido. No para las víctimas de la pandemia. Ni nos damos cuenta de cómo cargamos el verbo con tal discriminación, porque este tabú es ancestral. Tal vez sea esta pandemia una buena ocasión para intentar extirparlo.