Un cuaderno guardado tras una puerta secreta de un antiguo mueble atesora las historias que sorprenderán a un niño. Como en un juego de muñecas rusas, Decur, en su primera novela gráfica, Cuando levantas la mirada, hace crecer con su trazo un relato dentro de otro.
Con acrílicos, acuarelas, lápices de colores, grafitos y obras de papercut, el artista desarrolla una narrativa visual con ilustraciones y cuadraditos de historieta que ejercen de ventanas hacia cálidos detalles, revelaciones y evocaciones sensoriales.
La historia comienza con una mudanza. "Mami, ahora mis amigos estarán metidos en mi celular", expresa Lorenzo, el joven protagonista, sobre lo que deja atrás. "Estarán en tu corazón, que tiene más espacio de almacenamiento", lo tranquiliza su mamá al emprender el viaje.
La delicadeza en el dibujo de Guillermo Decurgez está presente en el estampado floreado del abrigo de la madre, en el pañuelo con el que ella se recoge el cabello, en la mochila con pequeños bolsillos donde el niño guardó sus juguetes, los lápices y el cargador del celular y en las plantas que viajan con ellos en una camioneta Citroën retro pastel.
"Qué mueble más extraño", se dice el joven en su nueva habitación, al ver un gran escritorio antiguo de madera y con persiana. "¿Será un piano?", duda. Abre todos los cajones y da con una puerta secreta, donde lo sorprende el cuaderno. "Toda la novela gira en torno a la relación que él tiene con este objeto y la del cuaderno con el mundo que lo rodea, con las sorpresas y los descubrimientos que se desprenden de sus páginas", explica el autor, que dedicó "¡muchos meses!" a recortar a mano los pequeños papelitos de colores con los que da forma a conejos, avestruces, dragones y perdices del metarrelato.
El universo gráfico de Decur sigue presente, como un mimo, en la sencillez de los objetos en el interior de la casa: en azulejos y patrones del papel de pared, en una vieja bañera, en el hogar a leña o en el imponente escritorio, que recuerda al que el dibujante utiliza para dar vida a sus creaciones. "Es muy parecido al mío en cuanto al doble camello y ambos tienen más de cien años, pero los cajoncitos son diferentes".
El escritorio de roble de Decur, que suele retratar de forma recurrente, tiene 35 cajones, rincones donde descansan lápices, ideas, bocetos, cinta de papel, pinturas, y fotos de su madre de pequeña y de su abuelo delante de la iglesia de Luján. "El escritorio es un ser en constante cambio y siento que, dentro de él, todas estas cosas cobran vida. Siempre soñé con el escritorio que tengo. Es un regalo de mi amiga Maita Barrenechea", cuenta el ilustrador.
Autor de libros de viñetas como ¡Pipí cucú!, Mi cajón favorito o Semillas y artífice de una gráfica poética con guiños a tiempos pasados, referencias a pintores y escritores, ilustraciones botánicas y personajes entrañables como "Pedro, el biólogo", el artista de 38 años nacido en Rosario –que vive en Arroyo Seco– se estrena en la novela gráfica con una historia inspirada en una suerte de pesadilla que, tras un lapso de tres años, logró transformar en "luz". Dibujante compulsivo en su niñez, Decur retomó "con todas las fuerzas" su afición a los 27. Fue el dibujo, y conocer a Liniers, lo que literalmente le salvó la vida, sumado al impacto que generó su obra en varios editores. Cuando levantas la mirada fue publicada por Enchanted Lion Books en Nueva York, en español y en inglés, y puede adquirirse en la web de la editorial en versión digital y en formato físico, por ahora, en Estados Unidos y Canadá.
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