Europa se protege, pero la Argentina ya tiene otros destinos

Más allá de que la Argentina logró cumplir después de diez años con la totalidad de la cuota Hilton, la Unión Europea (UE) se transformó en un escollo para pensar en una expansión en las exportaciones de carne vacuna. Lo da cuenta la prolongada negociación por un acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la UE. Por la presión de los ganaderos franceses e irlandeses, que temen la competencia de sus pares de Brasil, Uruguay, Paraguay y la Argentina, a los negociadores de ambos bloques les está resultando muy difícil cerrar uno de los capítulos más críticos del ambicioso acuerdo, que lleva casi 20 años de discusión. Lo saben los funcionarios de la Cancillería y del Ministerio de Producción que viajaron esta semana a Bruselas para una nueva ronda de negociaciones. "Nada está cerrado hasta que todo esté cerrado", dice una máxima de la diplomacia internacional cuando se tienen que acordar tratados comerciales.

No obstante, entre los empresarios de la industria frigorífica y los productores agropecuarios se cree que en el acuerdo entre la UE y el Mercosur el capítulo carne vacuna será menos ambicioso de lo que alguna vez se planteó. De un cupo de 300.000 toneladas que pidió el Mercosur es más probable que se pase a solo 100.000 toneladas a repartir entre los cuatro países. "Un 50% serían carnes congeladas y el resto enfriadas, que se toman como peso producto, es decir que, netas, significan apenas 35.000 toneladas", explicó un industrial frigorífico a la nacion. "Aunque el gobierno argentino siempre peleó por la carne, el Mercosur decidió entregarla con tal de firmar el acuerdo", evaluó el ejecutivo. Para comparar el escaso impacto que tendría el rubro carne en el acuerdo Mercosur-UE, si se confirma esa cifra, el ejecutivo recordó que en el reciente acuerdo entre Canadá y la UE Bruselas les concedió a los canadienses una cuota de 50.000 toneladas.

Pero si la Argentina no logra perforar el proteccionismo europeo, hoy tiene la ventaja de contar con otros mercados ya abiertos, como Estados Unidos y China, y otros en vía de apertura, como Japón o Corea del Sur. Depender de un solo cliente nunca es bueno, dicen en el mundo de los negocios. Y la carne no es la excepción.