Ieoh Ming Pei: maestro de la arquitectura y autor de la pirámide del Louvre
A los 102 años, falleció I.M. Pei, el arquitecto estadounidense nacido en China que empezó su larga carrera como desarrollador inmobiliario en Nueva York, para terminar como uno de los más reverenciados arquitectos del mundo. Li Chung, su hijo, dijo ayer que su padre había muerto durante la noche. Tal vez las obras más conocidas de Pei son sus diseños para el Edificio Este de la Galería Nacional de Arte de Washington y de la pirámide vidriada que sirve de entrada al Museo del Louvre, en París.
En 1948, poco después de recibirse de arquitecto en Harvard, Pei fue contratado por William Zeckendorf para supervisar el diseño de los edificios construidos por Webb & Knapp, la empresa de Zeckendorf. En esa época, en la que sus compañeros de Harvard se consideraban afortunados de tener la oportunidad de diseñar un par de casas, Pei terminó rápidamente participando del diseño de rascacielos y usó esa experiencia como trampolín para abrir su propia firma, I. M. Pei & Asociados, que fundó en 1955 con Henry Cobb y Eason Leonard, el equipo que se había armado durante su paso por Webb & Knapp.
En sus primeros años, I. M. Pei & Asociados realizó mayormente proyectos para Zeckendorf, entre ellos, el Kips Bay Plaza de Nueva York, terminado en 1963; las Society Hill Towers de Filadelfia (1964), y las Society Towers de Nueva York (1967), todos edificios muy reconocibles y notables por sus fachadas grilladas de hormigón.
En 1960, la firma de Pei se independizó por completo de Webb & Knapp. Para entonces, Pei era un hombre refinado, cuyos modales tranquilos y modestos y carisma enmascaraban una ambición intensa y competitiva, lo que le valió ganarse encargos para grandes proyectos distintos de los que realizaba para Zeckendorf. Entre esos edificios se cuentan el Centro Nacional de Investigaciones Atmosféricas de Estados Unidos, en Boulder, Colorado, terminado en 1967, y el Museo de Arte Everson, en Syracuse, y el Centro de Artes Des Moines, concluidos en 1968.
Fue la primera serie de museos que Pei diseñó, una lista que incluiría el Edificio Este de la Galería Nacional de Arte de Washington (1978) y la pirámide del Louvre (1989), así como el Salón de la Fama y Museo del Rock and Roll, en Cleveland, para el que en 1995 diseñó una gigantesca carpa de vidrio. Ese tal vez haya sido el encargo más sorprendente que Pei recibió.
Pei no era fan del rock and roll y al principio rechazó la propuesta. Pero después cambió de idea y se preparó para el desafío de expresar el espíritu de esa música sumándose a giras de conciertos de rock con Jann Wenner, editor de la revista Rolling Stone. El proyecto rockero no sería el último encargo improbable que tendría Pei: su carrera como diseñador de museos culminaría con el pedido de diseñar el Museo de Arte Islámico de Doha, Qatar, en 2008, un desafío que Pei aceptó encantado. Si bien era un conocido coleccionista de obras del expresionismo abstracto occidental, Pei admitía saber poco y nada de arte islámico.
Sin embargo, fue en Francia donde Pei dejó su mayor marca internacional, con un proyecto mucho más pequeño, pero infinitamente más controvertido. A principios de la década de 1980, el entonces presidente francés François Mitterrand, admirador del Edificio Este del museo de Washington, invitó a Pei a actualizar y ampliar el Museo del Louvre, que necesitaba una renovación para hacer espacio al ingente crecimiento de la masa de turistas. Pei propuso construir una pirámide de vidrio en el centro del antiguo Patio Napoleón, que funcionara como entrada principal al museo. Rápidamente, Pei se vio envuelto en una polémica internacional, por la que se lo acusaba de desfigurar uno de los edificios más emblemáticos del mundo.
Pei argumentaba que la pirámide de vidrio no era más que la actualización de una forma tradicional, y que para su rediseño del patio se había inspirado en la obra geométrica del arquitecto paisajista francés Le Notre. En otras palabras, la pirámide era rigurosamente racional, o sea, clásicamente francesa.
Sin embargo, la pulseada no la ganó el argumento de Pei, por justo que fuera, sino la determinación del presidente Mitterrand. La pirámide fue inaugurada en la primavera boreal de 1989 y la elegancia del edificio terminado, por no hablar de su precisión geométrica, se ganó a la mayoría de sus oponentes.
En pocos años, la pirámide se había convertido en un símbolo aceptado y admirado de una París revitalizada. Y al igual que la Biblioteca Kennedy, la John Hancock Tower y otros proyectos controvertidos de Pei durante la década de 1980, la pirámide vidriada del Louvre no solo da la medida del talento arquitectónico de I. M. Pei, sino también de su paciencia y perseverancia.
Traducción de Jaime Arrambide
Paul Goldberger
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