La economía se contrajo un 5,8% interanual en los primeros tres meses del año
En relación con el último período de 2018, el PBI tuvo 0,2% de caída desestacionalizada y acumula cinco trimestres en retracción
El primer trimestre del año arrancó con un caída preliminar del producto bruto interno (PBI) de 5,8% en relación con el mismo período de 2018, informó ayer el Indec. Esto se explicó por la baja en la inversión y en el consumo público y privado, además de tener una alta base de comparación, ya que en los primeros tres meses del año pasado la economía aún crecía.
Cuando se analiza la evolución del período en relación con el último trimestre del año pasado, el PBI preliminar también sufrió una leve caída de 0,2% desestacionalizado. De esta manera, acumula cinco trimestres seguidos en contracción en relación con el período anterior.
En concreto, la formación bruta de capital fijo (el nombre técnico de la inversión) cayó 24,6% interanual en el primer trimestre; el consumo privado tuvo una contracción de 10,5%, y el consumo público cayó 0,2%. Por otro lado, las exportaciones de bienes y servicios reales registraron un crecimiento de 1,7%, impulsadas por la mejor performance de la cosecha, en la cual se destaca el trigo.
La caída en las inversiones, a su vez, se explica por el decrecimiento de 9,9% de la inversión en construcciones; la baja de 4,1% de otras construcciones; la disminución de 31,5% en maquinaria y equipo, y la contracción de 56,1% en equipo de transporte.
"La tasa de inversión a precios constantes fue muy baja. Cayó de 21,2% del PBI en el primer trimestre de 2018 a 16,9%. Si la Argentina aspira a tener una tasa de crecimiento que sea sostenible, necesita aumentar su inversión. En Chile, por ejemplo, este número representa casi el 25% de su PBI", dice Martín Vauthier, economista de la consultora EcoGo, que proyecta para el año una caída de la economía de 2% del producto.
Entre los pocos sectores que impactarán positivamente en el producto, Vauthier señala la mejora en el campo, luego de un año de sequía, y el turismo, beneficiado por el tipo de cambio.
En la consultora LCG proyectan una mejora en los próximos meses: "Esperamos que la actividad en el segundo trimestre crezca en torno al 0,5% con respecto al período anterior, traccionada por el buen desempeño del agro. Por otro lado, la aceleración de la inflación y la volatilidad cambiaria de marzo y abril podrían haber deprimido el consumo y la inversión. Para el tercer trimestre, la recuperación marginal del salario real a raíz de la recomposición de salarios nominales y de la desaceleración podría impulsar el consumo privado, pero no logrará mejorar la actividad en una magnitud considerable".
El consumo privado, aun con la caída de 10,5% que tuvo, sigue siendo el gran motor de la economía, ya que representa el 75% del PBI.
"El escenario depende en gran medida de la incertidumbre política y también de la lectura del mercado sobre la capacidad y voluntad que tenga la próxima gestión de encarar las reformas necesarias para tener un sendero fiscal y monetario sostenible", dice Vauthier.
"Esto determinará el nivel del riesgo país, que, al mismo tiempo, tiene que ver con la recuperación del consumo, porque si hay un menor riesgo país hay menor presión cambiara, menor inflación, y con las paritarias y el aumento de las jubilaciones y las pensiones podría implicar una mejora en el salario real. Además, la menor presión cambiaria permitiría una menor restricción monetaria, que significa no tener que subir la tasa de interés, y esto podría dar algo de aire por el lado del crédito. Si reactiva el consumo privado, podría crecer la economía", proyecta el economista.
LCG concluye: "Respecto de otras recesiones esta se presenta más profunda y duradera que las dos anteriores. Aún no hay certezas de que se revierta la situación en forma continua y pronunciada".