Polémica y críticas por la gestión de la crisis del crucero en cuarentena
Mientras avanza la evacuación de pasajeros sin coronavirus, Japón fue cuestionado por la situación "totalmente caótica" a bordo del barco, donde los casos se multiplicaron
LA NACIONTOKIO.- El gobierno japonés levantó ayer la cuarentena que pesaba sobre los pasajeros y la tripulación del Diamond Princess, el crucero convertido en la mayor fuente de infecciones fuera de China, y donde según los expertos la mala gestión oficial agravó la crisis al máximo.
Solo se permitió abandonar el barco a los pasajeros que dieron negativo en las pruebas clínicas y no mostraban síntomas. Aquellos con tests negativos pero que estaban en camarotes con personas infectadas permanecieron a bordo.
El transatlántico, que recorría los principales puertos de la región con 3700 personas a bordo, estaba en cuarentena desde el 3 de febrero. Desde un primer caso detectado mientras navegaban en alta mar hacia Yokohama, el registro de pacientes se elevó rápidamente una vez en el puerto y hasta ayer eran 621, el número más alto fuera de China.
Desde el principio, los expertos plantearon dudas sobre la cuarentena en el barco, que se transformó en una perfecta incubadora del virus. Los pasajeros no fueron confinados a sus habitaciones hasta el 5 de febrero. El día anterior, mientras eran revisados por funcionarios, continuaron los eventos a bordo, incluyendo bailes, juegos de preguntas y una clase de gimnasia.
La mascarilla de proa de las críticas fue el infectólogo Kentaro Iwata, que cuestionó la gestión "totalmente caótica" de la crisis del crucero, al que solicitó subir cuando la epidemia arrojaba decenas de nuevos casos al día. Quería ver qué estaba pasando allá arriba.
El experto transcribió sus experiencias a través de comentarios técnicos resumidos en un video, que apareció publicado en YouTube y que en solo unas horas ya había tenido un millón de visitas.
"La primera regla en áreas donde se impone un estado de cuarentena es marcar las áreas verdes, donde se permite el acceso a individuos y se considera libre de riesgos de contagio, y también áreas rojas potencialmente contaminadas por el virus. Sin embargo, no existía ningún tipo de separación en el barco", denunció tras su recorrido.
Iwata se sentía más en peligro en el crucero que en su experiencia de campo anterior y en contextos mucho más peligrosos: trabajó en África cuando arreciaba el Ébola y en China durante la epidemia del SARS, dos de las mayores de las últimas dos décadas.
El experto reveló que algunos miembros de la tripulación no usaban máscaras ni barbijos, y que a los pacientes que habían experimentado altas temperaturas se les permitía ir personalmente a los consultorios médicos a bordo del barco, cuando se deberían haber tomado grandes recaudos.
Otras voces cuestionaron que el gobierno se preocupó más por bajar el tono del problema ante la opinión pública que en sanear el brote que se agolpaba a las puertas de Yokohama. La intención habría sido no generar temores en el extranjero ante los próximos Juegos Olímpicos de Tokio, una vidriera internacional que se vería oscurecida por la mala publicidad.
Mientras las preguntas se arremolinaban sobre cómo el virus se propagaba tan fácilmente en el crucero, donde parecía sentirse en casa, el ministro de Salud de Japón, Katsunobu Kato, defendió los esfuerzos del gobierno.
"Desafortunadamente, surgieron casos de infección, pero en la medida de lo posible tomamos las decisiones adecuadas para prevenir los casos graves, incluyendo el envío de personas infectadas al hospital", dijo al canal estatal HK.
El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) dijo que los esfuerzos de Japón podrían haber frenado el virus, pero no fueron suficientes. "La evaluación del CDC es que puede no haber sido suficiente para prevenir la transmisión entre las personas del barco", señaló la institución en un comunicado.
Estados Unidos evacuó a más de 300 ciudadanos del barco incluso antes de que se permitiera el desembarco, y otros países están haciendo cola para recoger a los suyos.
Muchos gobiernos extranjeros dijeron que no permitirán que los pasajeros regresen a sus países sin pasar por una nueva cuarentena, de manera que llamó la atención ver a pasajeros desembarcar, abordar taxis y desaparecer en Yokohama, otra fuente de críticas.
Pero quienes lograron salir no querían saber nada con nuevas restricciones. "Me siento aliviado, quiero descansar", declaró un pasajero japonés de 77 años, que dijo que usaría el transporte público.
Agencias AP, ANSA, AFP y Reuters
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