Matías Bragagnolo: la víctima mortal de una patota de Palermo
"¡Vamos a darles a esos!", ordenó el que parecía el líder de la patota. Segundos después, Matías Bragagnolo, de 16 años, recibió una trompada desde atrás. El golpe, artero, cobarde, lo alcanzó a la altura de la oreja derecha. Intentó defenderse, pero esta vez le pegaron en el rostro. La víctima y dos amigos supieron que debían correr para salvarse. Mientras huían eran perseguidos por los agresores, que a cada paso les arrojaban piedras. Agitados y con miedo, los tres adolescentes lograron ingresar en el hall de un edificio de Palermo Chico. Buscaron refugio allí.
Matías no lo sabía, pero no estaba a salvo. Cuando estaba por subir al ascensor fue interceptado por un agente de la Policía Federal. El uniformado había sido engañado por los atacantes, que le habían dicho que esos que habían entrado les habían robado un celular. El agente fue en busca de un presunto ladrón, y le ordenó a Bragagnolo que se tirara al piso. Lo tomó de un brazo y lo empujó, y luego le dio puntapiés en distintas partes del cuerpo. Fue todo muy rápido. Una vez de pie, a un par de metros de la puerta, camino a la comisaría, Matías se desvaneció. Cuando llegó la ambulancia del SAME ya era tarde.
La madruga del 9 de abril de 2006 Matías Bragagnolo moría en el hall del edificio situado en Ortiz de Ocampo 2882, a metros de la avenida Figueroa Alcorta.
"El homicidio de Bragagnolo es muy similar al de Fernández Báez Sosa [asesinado por una patota en Villa Gesell]. Lamentablemente, pasan los años y los hechos se repiten", afirmó a LA NACION el abogado de la familia de la víctima, el exfiscal federal porteño Jorge Álvarez Berlanda.
Casi 14 años después, la causa sigue abierta a la espera de que la Justicia defina si se realiza un segundo juicio para uno de los acusados, que en el primer debate fue absuelto, o si la imputación prescribió por paso del tiempo.
En el primer juicio, en 2014, el Tribunal Oral de Menores (TOM) Nº 3 condenó al joven que le pegó la primera piña a la víctima, aquel del golpe por atrás. Ese puñetazo, según la autopsia, le provocó a Matías un edema pulmonar que derivó en la muerte. La pena impuesta fue de dos años de prisión en suspenso por homicidio preterintencional (aquel en el que el agresor actúa con la intención de causar lesiones a otra persona, con un medio idóneo para hacerlo, pero finalmente produce una muerte).
Otros cinco imputados, que en el trámite del expediente habían sido sobreseídos por prescripción de la causa, siguen siendo investigados por orden de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. En 2015, los ministros del máximo tribunal del país dejaron firme una resolución de la Cámara Federal de Casación Penal que había revocado los sobreseimientos de la Cámara del Crimen porteña. Ahora, un Tribunal Oral de Menores debe definir si los juzga o si dicta el sobreseimiento por el principio del plazo razonable de tiempo transcurrido.
El único integrante de la patota agresora condenado hasta el momento trabaja en la panadería de sus padres, en Recoleta, dijo una fuente del caso. En la época del crimen era un adolescente, como la víctima. Este año cumple 30.
El grupo que atacó a Bragagnolo y a sus dos amigos, según fuentes vinculadas con la causa, era conocido como La Palermo.
En el debate oral de 2014, los jueces Inés Cantisani, Sergio Real y Gustavo González Ferrari también condenaron al agente de la Policía Federal Luis Villegas. Se trata del uniformado que les creyó a los agresores de Bragagnolo e interceptó al adolescente en el hall del edificio de Ortiz de Ocampo 2882, creyéndolo un ladrón.
Policía condenado
Villegas fue condenado a dos años y seis meses de prisión en suspenso. Los magistrados lo habían encontrado culpable de los delitos de vejaciones e incumplimiento de deberes de funcionario público. Pero lo absolvieron del homicidio preterintencional.
"No, de ninguna manera. Solo hice lo que se hace en un procedimiento policial. Tomé del brazo a los muchachos y les indiqué que se tiraran al piso. Una vez que estaban en el suelo, con mi pie les separé las piernas y los requisé. Como no había delito, me retiré", dijo Villegas a LA NACION en junio de 2006, cuando se le preguntó si había golpeado a la víctima.
La fiscal del juicio, Patricia Quirno Costa, había solicitado cuatro años de prisión para Villegas por considerarlo culpable de vejaciones e incumplimiento de los deberes de funcionario público.
En cuanto a los menores involucrados, Quirno Costa había pedido cuatro años y medio de prisión para uno y tres años de prisión para el otro, ambos por ser considerados coautores de homicidio preterintencional.
El caso había ganado la atención de la opinión pública, que aún retenía, frescos en la memoria, los detalles del mortal ataque a Ariel Malvino en la playa brasileña de Ferrugem, un caso que sigue impune. La patota que actuaba en Palermo Chico, integrada por adolescentes de clase media alta, era noticia. Diez días después del fallecimiento de su hijo, Marcelo Bragagnolo dijo a LA NACION: "A esta altura del partido, y por los datos que me han dado, tengo la convicción de que la muerte de Matías fue un homicidio. Hubo muchas llamadas a la fundación de Juan Carlos Blumberg para denunciar cómo actuaba esta patota".
Catorce años después, y con el expediente aún abierto, Bragagnolo afirma que no tiene "más remedio que aceptar" lo que la Justicia resuelva. "Además de la bronca y de la impotencia que siento, lo que pasó con la causa es una pésima señal para la sociedad", dijo ayer a LA NACION.
Recordó, como si fuera hoy, que aquel 9 de abril de 2006 su hijo y dos amigos -ambos llamados Santiago- habían ido a un quiosco en Figueroa Alcorta y Salguero a comprar gaseosas. Venían de la casa de una amiga, en el piso 14 de Ortiz de Ocampo 2882, a metros de la embajada de Uruguay.
"Los tres chicos [la víctima y sus amigos] estaban muy bien vestidos. Querían comprar bebidas alcohólicas, pero les dijimos que no se las podíamos vender. De pronto comenzó una pelea y un chico le pegó una trompada a otro. El golpe lo hizo caer al piso", contó a LA NACION, pocas horas después de los hechos, Lucas, el quiosquero que los había atendido.
Según informó oportunamente el sitio de noticias del Ministerio Público Fiscal www.fiscales.gob.ar, la acción de la patota comenzó "sin mediar ningún tipo de agresión ni intercambio de palabras por parte de la víctima".
Reconstrucción
Los investigadores pudieron reconstruir que uno de los acusados le pegó a Matías un "fuerte golpe de puño desde atrás en la zona auricular derecha". Según hicieron constar en el requerimiento de elevación a juicio, "a partir de ese momento se originó un intercambio de golpes entre ambos, a raíz del cual fueron desplazándose en dirección a la avenida Figueroa Alcorta" hasta que "el otro acusado golpeó a la víctima con un puñetazo en el rostro".
Cuando Bragagnolo y sus dos amigos estaban huyendo los agresores comenzaron a arrojarles piedras. Una de ellas pegó en la cabeza de la víctima.
"Las agresiones, pero en especial el primer golpe, ocasionaron una rápida rotación angular de la cabeza de Bragagnolo a nivel de la unión cérvico-encefálica que distorsionó la arquitectura cerebral dentro de la caja craneana, provocando un edema encefálico difuso generalizado a ambos hemisferios", se informó en www.fiscales.gob.ar.
En el dictamen de los fiscales se afirmó que "los signos y síntomas físicos que evidenció [la víctima] durante la corrida y al ingresar en el inmueble [de avenida Figueroa Alcorta y Ortiz de Ocampo] confirman que el edema traumático desencadenado por la riña [sic] mantenida en la vía pública momentos antes iba en progreso, generando secundariamente una hipoxia encefálica por la compresión de los vasos sanguíneos, estableciéndose de esa forma un círculo vicioso de aumento incesante".
Villegas admitió que había ido hasta el edificio donde habían ingresado Bragagnolo y sus amigos porque un joven le había dicho que la víctima y sus amigos les habían robado un celular, aunque sin darle ningún tipo de detalle sobre el supuesto hecho invocado.
"No puede existir una Justicia que tarde más de 13 años en resolver un homicidio. Esto no existe en un país desarrollado, solo sucede en un país donde la Justicia tiene ciertas laxitudes que no son controladas por nadie", opinó Álvarez Berlanda.
La víctima
Matías Bragagnolo tenía 16 años. Había nacido el 29 de mayo de 1989 y tenía un hermano mellizo: Martín. Cursaba el quinto año del secundario en el Colegio Esquiú, del barrio porteño de Belgrano
Los agresores
Siete sospechosos fueron investigados, pero por ahora solo uno terminó condenado; un segundo acusado fue absuelto en el juicio; la Corte Suprema ordenó seguir con la investigación judicial
El policía
El agente Luis Villegas, Suboficial de la Policía Federal, fue condenado a dos años y seis meses de prisión por los delitos de vejaciones e incumplimiento de los deberes de funcionario público
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