Michael Robinson se destacó en el fútbol gracias a lo que había aprendido en el rugby
Emociona la despedida que están haciéndole el mundo del deporte y el de la comunicación de España al periodista y ex futbolista Michael Robinson, que murió el martes en su casa de Madrid a los 61 años, víctima de cáncer. Robinson, oriundo de Leicester y campeón de Europa por Liverpool en 1984, llegó a España en 1987 para jugar en Osasuna, y tras retirarse empezó a construir otra era en la comunicación de ese país, especialmente comentando partidos junto a Carlos Martínez, y con tres programas que se transformaron en joyas audiovisuales: El día después, Informe Robinson y Acento Robinson. "No nos dan el micrófono para que hablemos, sino para que podamos hablar", decía este hombre que no sólo se preocupó por hacer uso del castellano incluso mejor que cualquiera que haya nacido en un país de esa lengua, sino que además se formó y se especializó para no abusar del privilegio de haber sido un destacado deportista.
Robinson se consideraba un hombre de rugby. "El rugby me enseñó a ser hombre en el sentido más ético; me enseñó cómo ser compañero y, siendo compañero, a ser solidario. Eso es lo más importante. Es un valor que utilizamos todos los días de nuestras vidas. O eso es lo que deberíamos hacer. Considero que todo lo que conseguí en el fútbol fue gracias a haberme educado en los valores del rugby", escribió en el prólogo de Con fina desobediencia, el reciente libro en el cual el periodista español Fermín De la Calle ensaya un delicioso y didáctico recorrido por la historia de este deporte.
Fue en un colegio de Preston donde Robinson atrapó al rugby antes que al fútbol. Primero jugó de ala y después de centro. En Preston North End estaba una leyenda del fútbol, Bobby Charlton. Michael quería ser como el campeón mundial de 1966, y éste le aconsejó que eligiera uno de los dos deportes. Robinson no le hizo caso. Hasta que un día hizo dos tries para que su equipo ganara un torneo. Charlton se enteró y lo intimó: "Es el fútbol o el rugby". "Debía ganarme la vida y con el rugby no iba a poder. Además, jugaba mucho mejor al fútbol que al rugby. Sin embargo, lo más probable –y lo que realmente pienso– es que, si no fuera porque una vez jugué al rugby, jamás habría podido disfrutar una carrera plena en el campo de fútbol".
Robinson definía al rugby como el mejor secreto del deporte español. Él, aportando dinero y su llegada a los patrocinadores y a la televisión, y De la Calle, escribiendo diariamente en varios medios, aportaron al rugby ibérico más que cualquier dirigente. Juntos armaron el programa Hemisferio rugby. Cuenta Fermín, aún conmovido por la partida de su amigo: "A Michael se le ocurrió armar un campeonato con franquicias, y cuando fuimos a la federación, un dirigente le preguntó cuánto había para él. Dio media vuelta y se fue. Cuando llegamos a la puerta me dijo que íbamos a hacerlo igual. Puso 300.000 euros de su bolsillo, que nunca recuperó, pero se hizo un campeonato y llevamos las finales a un estadio de fútbol, el de Rayo Vallecano. Michael plantó las haches". El prólogo de Con fina desobediencia –ojalá pronto se lo edite aquí– es de lo mejor que se ha escrito sobre el rugby.
Robinson tenía predilección por el fútbol argentino. Informe Robinson retrató al primer Maradona, al Trinche Carlovich y a Bielsa. Su debilidad era Messi. A su oncólogo, el mismo que trató a su gran amigo Severiano Ballesteros y que lo ayudó a vivir dignamente un tiempo más, le decía "Messi". Jugó en varios clubes ingleses, fue campeón de todo por Liverpool y representó al seleccionado de Irlanda gracias a sus antepasados. Y marcó una era en el periodismo español.
Se ha ido una persona muy valiosa y muy querida. Y un hombre de rugby.
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