El modelo de la marca de lujo del grupo PSA hace alarde del diseño para competir entre los SUV compactos premium, sin dejar de lado una mecánica moderna y eficiente, además de un equipamiento a tono
Un canto al estilo. Ese es el rumbo tomado en materia de diseño por DS Automobiles y cada uno de sus modelos lo cumple a rajatabla. El DS 3 Crossback no es la excepción, tanto en su llamativo diseño exterior (que, más allá de los gustos, no pasa desapercibido) como en el interior, en el que abundan los detalles estilísticos.
Pero antes hay que situar al DS 3 Crossback en la segmentación del mercado. Se trata, claro está, de un utilitario deportivo (SUV) compacto premium (con rivales como el Audi Q2 y el MINI Countryman en primera línea) o, más precisamente, un crossover, de donde deriva la denominación de este modelo (Crossback), que completa la familia del conocido y exitoso DS 3 hatchback de 3 puertas, del que conserva, por ejemplo, la "aleta de tiburón" que se integra al pilar central (B) y, en este Crossback, forma parte de la puerta trasera. Un recurso de estilo que lo identifica con rapidez, pero que eleva tanto el panel de la puerta, que deja bastante pequeñas a las ventanillas posteriores, acotadas además por el gran pilar posterior (C), que se agrupa armónicamente con el portón trasero. El frontal muestra los fuertes trazos de la gran parrilla hexagonal y las musculosas y sinuosas secciones a uno y otro lado, que le dan una personalidad propia. ¿Hablamos mucho de diseño? Es casi obligatorio, porque es la característica en la que DS quiere que los potenciales clientes pongan el foco. Por si fuese poco, todavía falta el interior.
Más allá de las identidades familiares, el Crossback se basa en la nueva plataforma modular global del grupo PSA denominada CMP, que le permite a los diseñadores "jugar" con las siluetas de los modelos y modificar las distancias entre ejes, de modo que con ella pueden hacer un SUV, un hatch o un sedán compacto (o chico) sin problemas.
Esta arquitectura es ideal para el excelente motor PureTech 1.2 L tricilíndrico, que causó una grata sorpresa impulsando al Citroën Cactus, y que reafirma sus bondades en este DS 3 Crossback. Bien a la moda con su downsizing de cilindrada, inyección directa de combustible y turbocompresor, el 3 cilindros de PSA entrega una potencia de 155 CV a 5500 rpm y un par de 240 Nm (24,5 kgm) a 1750 vueltas. Fielmente acompañado por una excelente caja de velocidades automática de 8 marchas (suave y casi sin patinamientos) y con tracción delantera (no está pensado para aventuras fuera del asfalto), le permite al DS 3 Crossback acelerar de 0 a 100 km/h en 9,8 s, de 0 a 400 m en 17, 3 s y recuperar de 80 a 120 km/h en 7 s, lo que demuestra la gran elasticidad del conjunto mecánico. En cuanto a los consumos, en ciudad rinde unos 10,8 L/100 km y en ruta/autopista a 120 km/h baja a 8 L/100 km, gracias al extenso rango de marchas.
Las suspensiones, de esquemas convencionales (McPherson delantero; eje rígido, atrás), brindan un adecuado confort de marcha urbano, buena tenida en ruta (con ayuda de los grandes neumáticos 215/55 R18) y suficiente despeje para pasar sin problemas por cunetas y lomos de burro (también para andar por algún camino de tierra), cualidades que se suman a la excelente dirección eléctrica variable y a frenos muy potentes con discos en las cuatro ruedas (100 km/h a 0 en 37 m) completan una dinámica sin máculas.
Diamantes y cromados
En el interior, la posición de manejo es muy buena. La versión So Chic, intermedia, que probamos, tiene butacas delanteras (tapizadas en cuero y con muy buena sujeción lateral al doblar) con regulación manual, pero la del conductor es fácil de ajustar, igual que la columna de dirección (regula en altura y profundidad). Atrás, el espacio es muy justo para dos adultos y el baúl es algo pequeño (350 litros), producto de una distancia entre ejes corta. El equipamiento de esta versión intermedia es muy completo, aunque le faltan algunos elementos que sí tiene la full Grand Chic como cámara de marcha atrás (aunque la unidad probada tenía sensores de estacionamiento adelante y atrás) y varias de las modernas ayudas a la conducción (ADAS).
De regreso al diseño, el interior está dominado por un amplio abanico de diamantes cromados entre los que están los comandos (balizas y otros), que continúan en la consola donde se alojan, junto a la palanca selectora de marchas, las teclas elevacristales. Otra vez, el estilo (sin duda, rupturista y con mucha personalidad) prevalece sobre lo intuitivo y lleva algunos días acostumbrarse a la operación de dichos comandos. El tablero es íntegramente digital y la pantalla multimedia se destaca con su tamaño de 10,3". El precio de la versión So Chic es de US$42.312, mientras que la Grand Chic full trepa a US$54.000. En suma, un modelo para distinguirse de la manada con un estilo que hace un culto de la ornamentación y los detalles.