Fortalecer los sistemas alimentarios sostenibles para avanzar en seguridad alimentaria
Es esperable que un país como la Argentina, con un alto porcentaje de su población bajo la línea de pobreza y una inflación del 53% durante 2019, concentre sus esfuerzos en paliar el hambre. En el corto plazo hay que resolver el problema para que las familias puedan alimentarse. Pero esta no puede ser la única solución.
Además de las respuestas más urgentes, es necesario proyectar a mediano y largo plazo. Esto implica cambios estructurales con una visión estratégica que contemple al desarrollo rural y los sistemas alimentarios de forma holística. Para ello, desde la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) trabajamos para lograr que los mismos se vean integrados desde la producción hasta el consumo, con una mirada puesta en la agenda 2030 y en los objetivos de desarrollo sostenibles que los países impulsaron y aprobaron en las Naciones Unidas en 2015.
Los sistemas alimentarios sostenibles son aquellos que garantizan la seguridad alimentaria y la nutrición de las personas de tal forma que no se pongan en riesgo las bases económicas, sociales y ambientales de futuras generaciones. El abordaje de este enfoque tiene en cuenta la suma de los diversos elementos, actividades y actores que, mediante sus interrelaciones, hacen posible la producción, transformación, distribución y consumo de alimentos. En el mismo debe contemplarse desde el cuidado de los recursos naturales y la biodiversidad hasta la gestión de las pérdidas y desperdicios de alimentos.
Debido a su naturaleza multidimensional dentro suyo convergen aspectos socioculturales, económicos, ambientales y políticos; además se relaciona constante y directamente con otros sistemas.
En las últimas dos décadas la forma en la cual los alimentos se producen, distribuyen, comercializan y consumen cambiaron a causa de la globalización, los procesos de urbanización, el desarrollo tecnológico, la apertura de los mercados internacionales y la liberación del comercio. A su vez, los cambios en algunos hábitos de consumo y la dificultad de algunas personas para acceder a ciertos tipos de alimentos causan problemas de salud como la obesidad y otras enfermedades no transmisibles asociadas.
El papel de la FAO en este camino es ofrecer una visión transversal sobre la temática. La organización ayuda a los países a desarrollar o gestionar programas y recursos para hacer frente a la malnutrición y la pobreza principalmente en el ámbito rural. Trabajando en pos de construir sistemas alimentarios inclusivos, eficientes y sostenibles. Los cuales pueden ser clave para revertir la situación de los millones de personas que hoy padecen hambre. En este marco, durante la semana pasada el país recibió la primera visita llevada a cabo para brindar apoyo técnico al plan impulsado por el gobierno nacional.
El Estado como implementador de políticas públicas es el actor principal capaz de direccionar las estrategias necesarias que permitan avanzar en este camino. Trabajando en la regulación de la inocuidad de los alimentos, el funcionamiento de los mercados, la innovación tecnológica y la atención a los estándares de agricultura y alimentación, trabajando de manera interdisciplinaria con otros actores tales como el sector privado y las organizaciones de la sociedad civil.
La planificación estratégica es fundamental para atender a la importancia de que la transformación involucre transversalmente a todos los sectores y actores necesarios, con políticas y normas que permitan no sólo proveer alimentos sino también generar inversiones y trabajo digno mediante la interacción con otros sistemas. Las características comunes de estas políticas y estrategias incluyen mayores oportunidades para minorías sociales excluidas, inversión en infraestructura, medidas de protección social y el reconocimiento del derecho a la alimentación. Para avanzar en ese camino son importantes la estabilidad política y el fortalecimiento de las instituciones.
Es indispensable crear las condiciones necesarias para que la población cuente con accesibilidad y disponibilidad a alimentos variados y de calidad de manera tal que pueda sostenerse a lo largo del tiempo y así evitar futuras crisis alimentarias.
El autor es el oficial a cargo de la Representación de FAO en la Argentina.