Al infinito y más allá
Como si estuvieran esperando el final de una trama novelesca que empezó hace más de dos siglos y combinó desde expediciones a la cumbre de volcanes hasta rencillas políticas que pusieron a un par de científicos al borde de la guillotina, todo para establecer el sistema internacional de unidades de medida, hoy metrólogos de todo el mundo implementarán la nueva definición del kilogramo (unidad de masa), el kelvin (unidad de temperatura), el ampere (unidad de corriente eléctrica) y el mol (unidad de sustancia) que se acordó el año pasado durante la Conferencia General de Pesos y Medidas que se reunió en Versalles, Francia, y en la que la Argentina tuvo una participación protagónica.
¿Por qué el final? Porque de aquí en más ya no habrá lugar para la discusión: después de años de experimentos increíblemente complejos, estas cuatro unidades que faltaba definir con la precisión que ansiaban los investigadores (por ejemplo, para el metro buscaban un acuerdo mejor que dos partes en 10 a la octava potencia: 2/100.000.000 o 0,00000002) serán calculadas en relación no con artefactos, sino con constantes físicas válidas en la Tierra, en Marte, en Alfa del Centauro o en cualquier otro lugar del universo. Ahora sí: hasta el infinito y más allá...