Mejoras en la economía, solo para 2020
Limitaciones fiscales y subas de tasas hacen difícil el optimismo
LA NACIONTras un primer trimestre en el que el producto bruto interno creció 4,1% real interanual, el dramático cambio de tendencia generado por la crisis hizo que en 2018, y según datos del Indec, la actividad económica disminuyera 3,8%, 3,7% y 6,2% en los tres trimestres siguientes. La caída del PBI real en el año resultó finalmente de 2,5%. Hubo bajas significativas tanto en el consumo privado como en el público y también en inversiones en maquinaria y equipos de transporte. La culminación del proceso recesivo es algo que al día de hoy está en duda.
La información referida a diferentes sectores productivos permite visualizar la gravedad de la situación. Según el Estimador Mensual Industrial del Indec, la industria manufacturera finalizó 2018 con una caída de 5% anual (las cifras de fuentes privadas son similares: -2,7% para la UIA y -2,8% para FIEL). En la construcción, la actividad concluyó 2018 con una leve expansión anual del 0,8%, pero hubo una aguda caída del número de permisos de edificación (-7,9%), un indicador que anticipa las expectativas del sector. A su vez, los patentamientos de automotores y de motovehículos cayeron en 2018 10,9%, y 16,8% respecto de 2017.
Asumiendo que la recuperación comenzará en este segundo trimestre del año (por efecto de una mayor cosecha), la estimación oficial considera que 2019 finalizará con una reducción del 0,5% del PBI real. El Fondo Monetario Internacional proyecta una caída del 1,7% anual, mientras que la última encuesta entre analistas de mercado (el REM, publicado por el Banco Central) supone una disminución del 1,3%.
Las proyecciones no dan lugar a demasiado entusiasmo. La reciente declaración pública de la misión del FMI consigna que "lograr un déficit primario cero en 2019 requerirá una mayor restricción en el gasto gubernamental". Aunque la trascendencia de esa cita fue relativizada por otros funcionarios del organismo, la mención puso en evidencia las dificultades (bien conocidas) para cumplir con las ambiciosas metas fiscales comprometidas.
Junto con estas limitaciones en el terreno del gasto público, las sustanciales subas de las tasas de interés domésticas dirigidas a impedir el alza del tipo de cambio (algunos analistas anticipan que el aporte de divisas del campo podría resultar inferior al previsto) en un contexto de alta inflación alejan la posibilidad de una recuperación tangible en el corto plazo. En todos los casos se estima que una expansión mínimamente vigorosa deberá esperar hasta 2020, aunque en el marco de una política económica a definir e implementar por nuevas autoridades nacionales de orientación todavía desconocida.
Economista, director de Finanzas Corporativas de San Martín, Suárez y Asoc.
Ricardo Proganó
LA NACION