Vida en suspenso
Tijuana, México.- Cuatro hexágonos, un espejo, demasiados fragmentos. Sobre las paredes celestes de una casa modesta, en algún lugar de Tijuana, alguien colgó lo que podría ser adorno, juego visual, pequeño detalle en un espacio destinado a ser de paso. Juan Carlos Perla, el hombre cuya figura se refleja, y un poco se desarma, y vuelve a reflejarse en los hexágonos ajenos, es salvadoreño. Un caso más, él con su familia a cuestas, entre los miles de casos de migrantes centroamericanos que pugnan por llegar a los Estados Unidos. Migrantes, muchos de ellos, varados en tierra de nadie, o calcinados bajo el sol del desierto. O muertos. Los Perla eludieron esos posibles destinos. Tras pasar por las carpas precarias de un refugio, vinieron a dar a un hogar temporario. Aquí esperan el milagro que les permita pasar al país del norte. Mientras tanto, sus vidas, como fragmentos espejados, intentan no dejarse quebrar.