Paz y prosperidad
Los fines de año invitan a hacer un balance. Cosa que casi nunca tenemos tiempo de hacer, porque las Fiestas son de por sí una tarea titánica. Personalmente, me encantan. Pero es otra grieta. Los que detestan esta época y los que la amamos (excepto por esos 20 minutos de insensatez pirotécnica, claro). Por lo demás, el espíritu de estas dos semanas del año me pone bien.
Pero no tenés un minuto para nada, mucho menos para un balance. A lo sumo, podemos intentar establecer si fue un buen año o si no lo fue. Cambiaremos de idea doce veces y al final abandonaremos una tarea que es vana por definición. Porque la vida puede cambiar en un segundo. Pues bien, hoy, cuando toquen las 12, habrán transcurrido más de 31 millones de segundos desde que arrancó el año. El corazón, que es donde se siente la existencia, habrá latido entre 35 y 40 millones de veces durante 2019. Habremos pasado entre 100 y 120 días durmiendo. Tal vez, soñando. Grosso modo, habremos pronunciado dos millones y medio de palabras. Aunque, por lo general, sabemos que sería mejor hablar menos y escuchar más. No me parece un mal proyecto para 2020, que empieza en unas horas. En fin, que sea feliz y próspero, pero, sobre todo, que sea en paz.