Espacios políticos de fronteras abiertas
Pocos instrumentos e instituciones sintetizan mejor el espíritu de época y la ideología dominante que el Preámbulo de la Constitución nacional de 1853. Lo notable es que casi 170 años después mantengan actualidad y vigencia algunos de sus enunciados y que sigan funcionando como preceptos. Demasiado para un país que no se caracteriza por el respeto a las leyes.
El armado de fórmulas y listas de postulantes para estas elecciones puede ser un buen ejemplo de la permanencia de aquel espíritu. La mentada promesa e invitación constitucional a "todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino" parece haber impregnado a todos los espacios políticos.
Cualquier candidato que tuviera representatividad o constituyera una amenaza de ayuda a una "potencia enemiga" fue acogido por cada fuerza con entusiasmo, sin preguntarle por sus orígenes. Bastaba la vocación de habitar su espacio. Aunque hubiera peleado bajo banderas enemigas.
Notable homenaje a la tantas veces violada Constitución. ¿O simple conveniencia?