¡Te odio!
El tema del odio es sin duda muy complejo y responde a una multiplicidad de factores. Reflexionemos sobre algunos de ellos:
a. Existen enemigos "desconocidos" y otros "conocidos"
¿Qué sucede cuando alguien que no conocemos nos detesta, nos odia? La primera hipótesis que deberíamos considerar es: "Me odia porque me envidia". La persona quiere tener el lugar de, o algo que represente al odiado. ¿Entonces, qué hace? Busca descalificar mediante el rumor, el chisme, etc., a quien envidia. Ese sentimiento de odio le genera dolor y tristeza a quien lo siente y lo conducen a destruir al objeto envidiado o al portador del objeto. De alguna manera lo que la persona busca es ser "mirada" por nosotros. Por eso, no debemos enfrentarla. Amar aquí sería "dejar de observarlo". Si yo entro en su juego, también pierdo mi foco. La persona envidiada debe enfocarse en sus fortalezas y hacerlas crecer. No perder tiempo. Si el otro está pendiente de nuestro progreso o de nuestros éxitos y logros, nosotros tenemos que seguir enfocados en lo que debemos hacer.
b. Hay gente que nos detesta porque está herida
En general esto sucede con personas conocidas. Imaginemos una situación harto frecuente en la amistad. En toda amistad hay un contrato implícito y puede suceder que de repente algo se quiebre, por ejemplo, lo que yo esperaba del otro. Se produce entonces una herida no sanada. Muchas personas, en lugar de resolverla cara a cara expresando lo que sienten, compiten con su odio. A veces, detrás de la competencia, se esconde una herida no sanada. Siempre es bueno hablar con claridad: "Yo esperaba que…", pues si no explicitamos nuestro malestar, no tenemos derecho a sentirnos mal.
c. Hay gente que nos detesta porque está frustrada
Es la persona que, sin ningún motivo "razonable", se vuelve agresiva. Expresa su odio, su malestar, en forma de insultos. Es el que "pega" por cualquier cosa. Desata así su ira, en especial en el ámbito donde siente que puede ganar. Busca someter al otro. Agrede verbalmente para expresar: "Yo soy más fuerte que vos". Una herida narcisista que no se ha logrado resolver y aquellas frustraciones de las cuales no es consciente hacen que la persona proyecte en el otro y busque destruir a quien encuentre en su camino.
d. Te amo y te odio
Es frecuente también observar en ciertas personas una ambivalencia constante de "amor y odio". Por ejemplo: "Te amo porque me enamoré de vos (en realidad, de lo que yo proyecté en vos). Pero te odio porque no correspondés a todo lo que yo proyecté en vos". La lógica sería: "Te odio porque me demostrás que no sos lo que yo imagino y no satisfacés mis ideales. No puedo evitar darme cuenta de que no llenás toda mi proyección".
¿Amar a los enemigos? Sí. El problema nunca es nuestro sino de aquel que tiene esas emociones destructivas. ¿Qué significa eso? ¿Qué tenemos que dejarnos insultar, avasallar? Bajo ningún concepto. Hay que establecer límites claros y rotundos y procurar la compañía de gente nutritiva que celebre nuestros éxitos. Buscar siempre enfocarnos en crecer es fundamental. La persona que detesta a alguien suele armar la "lógica de la pelea" y quiere que entremos en ella. Aunque uno gane la discusión que no eligió, pierde porque nunca fue propia.
Algunas personas se envalentonan y viven enojadas porque tal actitud los hace sentirse seguros y fuertes. Utilizan el anonimato de las redes sociales para expresar lo que no dirían cara a cara. Utilizan el rumor para no hablar personalmente lo que no se atreven a decir en la cara. Quien odia no es reflexivo sino impulsivo. No posee capacidad de reflexión. De allí que responderle sería entrar en una escalada simétrica que no llega a ningún fin.
Si una persona me escribe un mail con bronca, no debería responderle de la misma manera. Aun cuando se escojan y utilicen frases ingeniosas, eso no es señal de creatividad. Creatividad no es una frase sino un proceso complejo. El creativo siempre produce algo. Por eso, debemos utilizar la creatividad para dedicarnos a seguir creciendo. Hagamos lo que hagamos, siempre habrá gente a la que le disgustará lo que hacemos.
El que odia pierde amigos, trabajo, alegría y, sobre todo, paz. Por eso, convirtámonos en "investigadores privados" de nuestra propia conducta. Es decir, miraremos hacia adentro, hagamos uso del perdón, el respeto y la empatía, respetemos los valores, construyamos con el otro, cooperemos y no compitamos, respetemos los límites del Sí y del No; hablemos con confianza y con la verdad, que son elementos que constituyen una vida mucho más feliz y plena.
Si tenés alguna inquietud, podés escribirme a Bernardoresponde@gmail.com