Observadores
Más allá de que buena parte de la oposición, y particularmente del kirchnerismo, celebra por adelantado una derrota en las urnas de Mauricio Macri que ya dan por hecho, resulta más que significativo que en los últimos tiempos también hayan empezado a instalar la idea de que si llegara a suceder lo contrario -es decir, que el actual presidente sea reelegido-, eso se debería a un fraude liso y llano.
La proximidad de las elecciones hizo ceder solo por el momento lo que desde el primer minuto del gobierno de Cambiemos sucedió hasta no hace mucho: resistencias de todo tipo a la decisión mayoritaria del pueblo expresada en las dos últimas elecciones, que fueron desde groseras fake news y amenazas de bombas hasta revueltas callejeras y estentóreas expresiones de deseos de que Macri no llegue al fin de su mandato.
Para curarse en salud, lo más importante es que el Gobierno garantice internamente un proceso electoral limpio y transparente, cualquiera que sea el resultado del escrutinio. Pero para calmar a los supuestos malos perdedores, lo mejor sería invitar a prestigiosos observadores internacionales. Daría un plus de confianza al resto del mundo y, de paso, cerraría varias bocas locales.