Revisando nuestro archivo, volvimos a suspirar con esta casa alegre y sencilla que un matrimonio argentino construyó lejos de todo.
Hace 30 años, a Oceanía del Polonio llegaban unos pocos intrépidos: a escasos kilómetros de Cabo Polonio, era un páramo de playas solitarias y vegetación áspera. Pero a la par que el turismo fue expandiendo sus horizontes, también lo hicieron quienes reclamaban un remanso de calma. Y fue así que llegó el primer grupo de argentinos, que cayó rendido ante su encanto. “Dentro de ese grupo estaba mi hija Justina, que enseguida pensó en mí”, relata Piti, dueña durante décadas de una de las poquísimas casas que conforman la comunidad.
"A la manera de los grandes amores, Oceanía te atrae o te expulsa. Y a mí me enamoró."
Piti, dueña de casa
Deco cálida y alegre sobre blanco
Para Piti y su marido, Matías, la promesa de vida que Oceanía encerraba era exactamente lo que estaban buscando. Muy pronto compraron y fueron haciendo suya una pequeña casa con dos cuartos, un living con cocina integrada y un muy lindo espacio de galería y jardín.
"Esta es una casa donde no hay nada demasiado valioso, pero, en cambio, es rica en calidez".
"En estos años, hemos redecorado la casa varias veces, pero diría que es más como si las cosas fueran encontrando su lugar por sí solas, casi por intuición".
Dormitorios
El cuarto es sobrio pero con detalles alegres, como la mesa de luz verde agua, pintada por Piti con el mismo color que usó para el mueble del baño, que logró adosando a una vieja estantería un espejo antiguo.
Galería de uso permanente
Uno de los mayores arreglos que hicieron los propietarios fue el gran deck, que recorre todo el perímetro y da forma a las galerías, uno de los espacios más utilizados.
"Durante el verano cuelgo alrededor de esta galería cortinas de gasa, que dan sensación de reparo y protegen del viento".
En la galería trasera se armó un espacio de relax muy utilizado, con un nuevo living formado con sillones de tronco con almohadones blancos y rojos, junto con una mesa ratona.
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