Once nuevos casos de coronavirus fueron confirmados en la villa 31 una semana después de conocerse los dos primeros contagios, un salto que preocupa a las autoridades sanitarias que temen una expansión de la enfermedad en el macizo habitacional donde viven unas 40.000 personas y ya hay 13 contagiados.
A esta problemática se suma otra situación que causa alarma: la escasez de agua potable por tareas de mantenimiento en toda la red, un servicio indispensable para garantizar la higiene personal y evitar la propagación del virus. La falta de agua impactó en, al menos, el 60% de la villa donde hay familias que no tienen suministro desde el sábado.
El martes pasado una mujer que había presentado síntomas compatibles con la enfermedad dio positivo en el análisis de covid-19 por lo que fue aislada en un hospital porteño y, sus familiares, confinados en su vivienda donde cumplen la cuarentena preventiva. El día después otra mujer, que trabaja en una cooperativa de limpieza, recibió el mismo diagnóstico y ahora se recupera en el Hospital Fernández.
A estos dos casos se sumaron hoy otros 11, un salto esperado por la Secretaría de Integración Social y Urbana que informó estar realizando un seguimiento de los contactos estrechos de esas personas ya que "todos los contagiados tuvieron algún contacto entre sí ya sea por cuestiones familiares o laborales".
"Nos preocupa y nos ocupa. Seguramente habrá más casos, pero es una situación esperable como cuando surge un caso en un geriátrico o en una fiesta. Habrá más contagiados por los contactos estrechos de los primeros contagiados", dijeron fuentes oficiales.
Desde el Gobierno adelantaron que continuarán con las medidas preventivas para tratar de contener la enfermedad. El plan consiste en un seguimiento sistemático de los contactos más cercanos de los infectados con el fin de cercar el virus y detectar los posibles casos para aislarlos a tiempo. "Esto es fundamental para que el contagio dentro del barrio suceda de manera más lenta", explican.
Cuando una persona presenta síntomas de coronavirus se cumple el protocolo del triage físico que consiste en derivarla al Centro de Salud y Acción Comunitaria (CeSAC 21) y luego a una Unidad Febril de Urgencia en un hospital donde se le realiza el testeo definitivo y la persona queda aislada a la espera del resultado del hisopado, en caso de ser necesario.
El caso cero de la villa 31 fue el de una ama de casa de unos 40 años que había asistido al CeSAC donde comprobaron los síntomas, como fiebre alta, y por eso se decidió su traslado. La mujer cumplió con los protocolos de seguridad, entre ellos, avisar en forma urgente a los referentes sanitarios del barrio y permanecer en aislamiento.
El día después otra mujer, de 35 años también contrajo coronavirus. La paciente también fue atendida en el CeSAC donde se constató su estado de salud y luego fue derivada. Según explicó a los médicos en el momento de la atención, no salía de su casa desde el 19 de abril. Ahora toda su familia permanece aislada y se somete a un seguimiento médico para determinar si fueron contagiados o no.
"No sabía que estaba contagiada; me quedé en mi casa, aislada por mi cuenta, pero me empezó a subir la fiebre y pasé los primeros días tomando té caliente y medicamentos", le contó a LA NACION. "Me dijeron que era neumonía, pero cuando llegó el resultado del hisopado me confirmaron coronavirus", agregó la mujer que pidió no ser identificada "para no estar expuesta entre los vecinos".
"Que la gente tenga un poquito de respeto, que no discrimine a quien tiene 'este bicho' porque nadie se enferma porque quiere. Yo tengo una experiencia de poder decir que me contagié a pesar de tener toda la protección paran trabajar y los cuidados que tomaba", aseguró. Antes de enfermarse la mujer trabajaba en una cooperativa de limpieza en la 31.
La mujer vive junto a su pareja y su hijo de 11 años quienes, según dijo, se encuentran en buen estado de salud y sin presentar síntomas, aunque con un monitoreo permanente para determinar si fueron contagiados o no. Ella contradice la versión oficial del Gobierno que admitió que se contagió por un contacto estrecho con el primer caso. "No conozco a esa mujer", ratificó.
"Hay mucha gente en riesgo que por miedo a la discriminación, no habla o no se hacen los controles. La gente tampoco se queda en su casa, hace de cuenta que no tiene nada, sale a la calle sin barbijo, sin cuidado y yo les pido a los vecinos que se cuiden, que colaboren, que hagan la cuarentena porque no es lindo enfermarse, estar sola encerrada cuando estás enferma como estoy yo. Nadie se me acercaba por miedo, por temor", contó la mujer.
Sin agua
Desde el fin de semana los habitantes de la villa 31 manifestaron la escasez de agua potable en sus viviendas, un problema que se acentúo en las últimas horas. Según la explicación de algunos referentes del barrio se registraba baja presión en las cañerías de la red interna, relacionado a las obras de un plan integral de mejora y mantenimiento de las instalaciones que está realizando Aysa por el cual el suministro se vio afectado en varias zonas de la ciudad. La responsabilidad de AySA llega hasta la salida de la conexión en la línea municipal; en el caso de la villa 31 hasta la red perimetral que la rodea.
El servicio comenzó a normalizarse hoy y se espera que mañana ya no haya inconvenientes. Para suplir la falta de agua potable seis camiones cisternas están a disposición de los habitantes que se acercaron con baldes, botellones y otros recipientes para proveerse hasta pasar la situación crítica.
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