Cruje la cadena de pagos: más cheques rechazados en la industria y el comercio
En un sondeo entre más de 600 empresas fabriles, la UIA halló que más del 75% sufrió este problema; en el comercio, en tanto, un 44% de los negocios no pudo cubrir los cheques durante el confinamiento
La situación de parálisis casi total de la economía es inédita y no parece haber una receta que permita atenuar la brusca caída de la producción. ¿Cuánto tiempo más pueden sostener las compañías el pago de salarios, proveedores, préstamos contraídos e impuestos si no generan ingresos?
El impacto ya se siente en la cadena de pagos y se refleja en la cantidad de cheques rechazados, el mejor termómetro para medir la magnitud de la ruptura. En la UIA indicaron que todas las empresas con caídas en las ventas superiores al 60% son las que están más afectadas para acceder al crédito y pagar sueldos.
"Más del 75% tuvo algún grado de cheques rechazados y el 17% de las empresas tuvo hasta 80% de rechazados. El banco no está preparado para prestar a una empresa que no esté produciendo. El propio sistema y los mecanismos de control dicen que si no hay alguien que les asegure ese cobro, no le pueden prestar. Es un problema estructural y tiene que tener una solución igual. El banco no correrá solo con el riesgo crediticio. Hay bastante responsabilidad de encontrarle la vuelta, pero se necesita una ayuda más fuerte. Es una situación inédita y no hay muchos manuales para esto", opinó Pablo Dragún, economista de la UIA.
Por su parte, la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME) indicó que solo el 24% de los negocios pudo cubrir la totalidad de sus cheques y el 44% no pudo respaldar ningún cheque desde la cuarentena.
Pedro Cascales, de CAME, advirtió que "hay ruptura en la cadena de pagos, porque la mayoría de las empresas se financian con pagos de cheques diferidos. El Estado está muy atrasado en el cumplimiento de sus compromisos y las empresas públicas también, que son las que deberían dar el ejemplo. En el sector privado son contadas las empresas que pueden pagar. Esto genera un desbarranque en casi todas las pymes, que no pueden cubrir los servicios, los impuestos ni la totalidad de los sueldos. Es un panorama bastante complicado y no se toma dimensión".
La crisis del coronavirus estalla en la Argentina luego de dos años de profunda recesión económica, en los cuales hubo una caída brusca del consumo y de la inversión, altas tasas de interés, aceleración de la inflación y un déficit fiscal que limita los programas de salvataje que el Gobierno puede poner a disposición.
"Cuando se produce una interrupción en los ingresos hay un doble golpe, que en general se ve por un solo lado. Esto afecta a las empresas, pero también al Estado, ya que, con la interrupción de la cadena de pagos, ambos dejan de recaudar", explica Nicolás Burzaco, director de la consultora Extra-Milla. Para el analista, la pandemia encuentra a las empresas en distintos escenarios: las que tienen algo de liquidez y venían sobreviviendo a la crisis económica de los últimos años, y las que están más golpeadas y buscan acceder al programa de asistencia que puso a disposición de ellas el Gobierno, un panorama particularmente difícil en el caso de las pequeñas y medianas (pymes).
Según datos de la fundación Observatorio Pyme, sin ayuda del Gobierno, unas 440.000 pymes pueden pagar como máximo el 60% de los costos salariales de este mes. Sin embargo, aunque logren acceder a la asistencia estatal, todavía habrá 240.000 que podrán afrontarán menos del 60% de los sueldos.
Ante esta situación, Vicente Donato, presidente de Observatorio Pyme, advierte que la ayuda oficial no será suficiente para recomponer el capital de trabajo de las empresas. "El Gobierno no tiene las espaldas para resolverlo y el sistema crediticio es pequeño. La situación es inédita y nos encuentra con un sistema financiero poco desarrollado, ya que es estructuralmente chico porque los argentinos no ahorran en pesos. Estamos en una situación gravísima de iliquidez, que es muy compleja y que se genera por el parate productivo", señaló.
Por su parte, Marcelo Fernández, presidente de la Confederación General Empresaria (Cgera), indicó que hay una gran preocupación con los cortes de la cadena de pagos, sobre todo luego de que los bancos cerraran en los primeros días de la cuarentena la posibilidad de descontar cheques. "Las entidades financieras nos dan la espalda en este momento, no cubren los cheques que tenían vendidos por nosotros y no están otorgando créditos para eso", dijo, y explicó de forma más sencilla: "Yo voy a mi banco y vendo un cheque con fecha a fin de mayo de una empresa que es cliente de otro banco. Mi banco me cobra una tasa de interés y me da los fondos. Pero ocurre que esa empresa, que tiene un muy buen historial crediticio y siempre pagó a término, no pudo ir a su banco a cubrir los cheques emitidos y los terminan rechazando. Por lo tanto, ese banco no gira el dinero y mi banco me debita a mí los fondos y quedo al descubierto. Esto genera que tengamos una gran cantidad de cheques rechazados".
Además, Fernández advierte que esto irá más allá de la cadena de pagos, ya que se profundizarán los problemas financieros: ¿qué banco podrá luego darle crédito a un cliente con varios cheques rechazados y cuentas en descubierto?
Cámaras preocupadas
La crisis preocupa sobre todo a las cámaras sectoriales, como la de la industria metalúrgica (Camima) y de la construcción (Camarco), cuyas actividades se frenaron casi en su totalidad. "Está complicada la situación. Llevamos casi un mes con las industrias detenidas, desde el 19 de marzo nos cerraron con llave y estamos sin poder trabajar. Son alrededor de 18.000 pymes metalúrgicas que hace un mes que no facturan y no cobran un peso. A su vez, cada una tiene entre 20 y 30 proveedores atrás. Eso traerá a futuro grandes problemas en la cadena de pagos", dijo José Luis Ammaturo, presidente de Camima, y agregó que acaban de acordar una quita del 30% sobre los sueldos con la unión obrera metalúrgica (UOM).
"Nunca me tocó formar parte de un convenio de rebaja, pero no estamos en condiciones de pagar el 100% de los sueldos. Esto lo hacemos para cuidar la fuente de trabajo y para cuidar que las empresas no desaparezcan", indicó. El sector emplea a 220.000 trabajadores.
En tanto, en la construcción, Iván Szczech, presidente de Camarco, dijo que la cadena de pagos está totalmente rota en la industria. "Tanto la obra pública como la privada están frenadas. Con el sector público venimos acumulando una deuda de $35.000 millones, y las compañías están financieramente muy complicadas, ya que tienen asumida esa deuda con los bancos. El cumplimiento con los proveedores está totalmente partido porque las obras se frenaron en la mayoría de los casos. Esta situación es similar con cada una de las provincias: están tratando de pagar los sueldos y el pago de la obra pública pasó a un segundo plano. La actividad privada ni siquiera tiene la posibilidad de trabajar", comentó.
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