Rosario , donde el espíritu de Berni convive con la música de la Trova, las leyendas de la Mesa de Los Galanes, la ovación de las hinchadas leprosas y canallas y el aire húmedo del Paraná, es un destino ideal para escaparse por el fin de semana. Estas son diez propuestas de la ciudad ribereña ubicada a 300 km de Capital Federal.
1.Explorar el Acuario del Río Paraná
Cualquiera que visite esta mega estructura se quedaría deslumbrado al descubrir el mundo acuático que alberga el Paraná. Con más de 107 especies exhibidas en gigantescas peceras -que dejan a uno boquiabierto- y un parque autóctono emplazado a orillas del río, se trata del acuario de agua dulce más grande de Sudamérica. Quienes asistan un día de semana, tendrán la suerte de encontrarse con los científicos en plena actividad, en el Área de Laboratorios- que se erige como el mayor centro del país dedicado a investigar, conservar y dar a conocer la biodiversidad del Paraná.
Abierto de martes a domingo de 8.30 a 13.30 y de 14.15 a 19.30. Av. Carrasco y Cordiviola. Entrada general con reserva onlineo por boleteria: $50. Menores de 5 años ingresan gratis.
2.Conocer el Museo del Deporte
La visita al museo es una auténtica inmersión en la gloriosa historia deportiva de la provincia santafesina. En la oscuridad de un salón, apenas iluminado por el reflejo de la luna en el río, se adivina una silueta trazando las tenaces brazadas que quedaron escritas en la historia mundial de nado en aguas abiertas. Se trata del épico logro del campeón santafesino Pedro Candiotti. Esta es una de las propuestas vivenciales del edificio de 4000 metros cuadrados, inaugurado hace un mes atrás en la zona sur de la ciudad que lo convierten en uno de los museos más innovadores del país.
Abierto de jueves a domingo de 9 a 13 y de 14 a 19. Ayacucho 4800. Las entradas se reservan gratis a través de la web del museo.
3. Recorrer el paseo ribereño del centro
Niños en carritos y mascotas apropiándose de la avenida. Patinadores dibujando una estela paralela al cauce del río. Esta es una postal de los domingos a la mañana, el día perfecto para aventurarse en la costanera norte, que cierra el tránsito para dar lugar a la Calle Recreativa. Tanto turistas como locales pueden acceder al sistema público Mi Bici Tu Bici o ir caminando.
Quienes anden sin prisa podrán clavar la mirada en "ese animal de barro que huye" al que alude Fandermole, a lo largo de los 16 km de paseo ribereño que tiene Rosario. Iniciando el recorrido por Puerto Norte -un mini Puerto Madero de lujosos edificios- hacia el sur, se adivinan los imponentes silos de colores del Museo de Arte Contemporáneo (Macro). Una de las vistas más gratas del río marrón, se aprecia desde las escalinatas del Centro Cultural Parque España, donde se puede contemplar a los jóvenes desplegando destrezas sobre la pista de patinaje.
Siguiendo camino, se distinguen los galpones ferroviarios renovados, como la Isla de los Inventos-uno de los centros recreativos más originales del país y el Mercado de Frutos Culturales. Entre libros, bolsos artesanales y otros productos de emprendedores locales, los juegos de mesa de ingenio, dispuestos sobre tablones, generan encuentros impensados en el público. Hacia el Monumento a la Bandera, cabe aminorar el paso frente a los pescadores que, pegados a la baranda, lucen impasibles al ajetreo del domingo.
4. Conocer los rincones culturales emblemáticos
Una de las joyas rosarinas ocultas es el Pasaje Pan -en Córdoba 954-, el corredor comercial más antiguo de la ciudad. Rodolfo Perassi, el reconocido artista plástico rosarino, recomienda visitarlo un sábado por la tarde: "Caminar por su angosto pasillo de venecitas, observando como la luz natural ingresa por los coloridos ventanales, perderse entre las galerías de arte y los locales de diseño y perseguir el sonido de las teclas de un piano hasta terminar el recorrido en el corazón del pasaje, con un concierto en el patio, es un paseo en el túnel del tiempo".
Otro lugar donde detenerse es en la Liberia Homosapiens (Sarmiento 829). Además de literatura, en sus paredes se respiran más de 35 años de historia. Según sus clientes, todavía se percibe el eco de las voces de grandes próceres literarios que disertaron ahí mismo, como Eduardo Galeano, Ernesto Sábato y Abelardo Castillo, entre otros.
5. Probar los platos típicos
¿Pasar por Rosario y no tentarse con un Carlito? Eso sí que es inevitable, dicen los rosarinos, orgullosos de consagrarse creadores de este mítico sándwich de jamón cocido, queso y kétchup, sobre la década del 50. ¿Dónde probar los mejores carlitos de la mano de una refrescante cerveza? En el Mercado del Patio, el histórico edificio ubicado frente a la Terminal de Ómnibus, que aloja a cuarenta productores de alimentos de la región.
Mercado abierto de martes a domingo de 9 a 21. Cafferata 729.
En la capital nacional del helado artesanal, Gelatería Italiana San Remo aparece como una de las más tradicionales de la ciudad. Desde 1968 que la familia Scine fabrica los helados ahí mismo. Más que un maestro heladero, Francisco Scine es un artista. Cada uno de los 150 sabores que figuran en la carta tienen su historia. "Nos gusta incorporar nuevos universos al paladar, como el helado de madera. Con base de dulce de leche, duraznos, oporto y crema chantillí, "Sinfonía" te sumerge en una música que llegas a desear que no se termine nunca", señala el dueño del local de Pte. Perón y Crespo.
Abierto todos los días-excepto los martes-de 12 a 00. Precio una bocha $85. (0341 432-3674).
6. Disfrutar de una deliciosa merienda
Luego de una intensa recorrida por la ciudad, no hay mejor opción que dejar caer la tarde en Amelie, la casa de té de San Lorenzo y Buenos Aires, que invita a sus clientes a sentarse junto a la ventana sobre la calle adoquinada y respirar el aroma de un capuccino italiano antes de sumergir un malvavisco en la taza y degustar un húmedo budín glaseado en un plato de porcelana.
Otra opción es escoger una mesa en la vereda del bar Pasaporte-de Maipú y Urquiza-, cuya esquina de calles adoquinadas y arboledas, invita a transportarse a algún café de un rincón parisino.
Cualquier rosarino coincide en que los pescados más sabrosos se comen en Escauriza, de barrio la Florida, que atesora una vista panorámica hacia el puente Rosario Victoria.
Desde la parrilla, el chef Aníbal Sánchez, coloca generosas cucharadas de salsa criolla con roquefort y queso parmesano sobre las bogas despinadas, con las que agasajará a los clientes.
Abierto dos los días medio día y noche. Escauriza 3612. (0341 454-1777).
7. Incursionar la oferta gastronómica de Boulevard Oroño
Cuando el sol se esconde y los faroles iluminan las fachadas de las casonas centenerias, es el momento indicado para pasear por este ancho boulevard custodiado por palmeras. En esta arteria histórica no solo se enclavan elegantes mansiones y edificios emblemáticos-como el que alberga a los Tribunales Federales- sino también los restaurantes más exclusivos de la ciudad, entre los que se encuentran Negroni, Rock&Fellers, Beat Memo, etc. Su recorrido puede iniciarse en el Parque Independencia y culminar en el río.
8. Probar una comida gourmet de La Refinería
En el antiguo barrio obrero que Antonio Berni pintó en su obra Manifestación, entre precarias construcciones de estilo inglés y alamedas, se asoma La Refinería.
Con sus paredes de ladrillo grueso, sus empapelados y su patio adoquinado, el edificio– que data de 1870- recrea el encanto bohemio de principios del siglo pasado.
Los hermanos Avalle recuperaron la fachada en 2011 y desde entonces La Refinería figura entre las mejores propuestas de carnes a las brasas de la mesa argentina. Carlos Avalle -chef y uno de los dueños- describe las especialidades de la casa con el mismo esmero con que corta las verduras que hace traerse de otras regiones. Cuando se refiere al plato más aclamado, le brillan los ojos: la milanesa de chateaubriand -un corte de lomo- con puré rustico y crema de ajos.
Abierto todos los días medio día y noche. Plato milanesa $710. Rawson 443. (0341 438-4500).
9. Conocer la agenda cultural
Resulta difícil elegir entre la amplia oferta pública y la privada, de la cual se destacan 15 galerías de arte y una enriquecedora cartelera de teatro independiente, como la innovadora propuesta de Espacio Bravo (Catamarca 3624. Tel: 0341 5876600).
10. Disfrutar de la noche de Casa Brava
Pichincha -el antiguo barrio prostibulario, que vio nacer al negro Olmedo y fue testigo de las noches de Rita La Salvaje- es la mejor zona donde perderse por la noche rosarina. Con más de 30 tragos de la casa y una cartelera de espectáculos que se renueva todos los días, resalta Casa Brava, una propuesta novedosa que aún conserva el encanto melancólico de su fachada original. Disfrutar de un show de la mano de un "Simpatía con el diablo"-trago favorito de la casa-, bajo una cúpula vidriada en el mismo salón donde años atrás resonaron tantas milongas es una experiencia épica.
Abierto de martes a domingo de 20 a 01. Pichincha 120. Entrada gratuita. Trago favorito $220.
Dónde dormir
Dazzler by Whyndam Rosario: Hotel de lujo ubicado en el renovado barrio Refinería, con un privilegiado acceso al paseo peatonal ribereño. Entre sus servicios de primer nivel se destaca un restó de cocina gourmet, un bar de cócteles y una pileta en la terraza del piso 16, desde donde se puede disfrutar de la vista panorámica de la ciudad.
Dirección: Junín 187. (0341 446-7600).
Esplendor Savoy: Ubicado en pleno corazón de la ciudad de Rosario, este antiguo edificio restaurado se trata de un ícono de la arquitectura rosarina. Sus huéspedes pueden disfrutar de su pileta cubierta climatizada, gimnasio, salas de masajes, sauna, un exclusivo Roof Garden y la exquisita comida mediterránea del Restaurant Savoy Grand Café (San Lorenzo 1022. Tel: 0341 429-6007).
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