Cómo hice para sacar fotos durante un eclipse en Estados Unidos
El siguiente relato fue enviado a lanacion.com por Patricia Niselbaum. Si querés compartir tu propia experiencia de viaje inolvidable, podés mandarnos textos de hasta 5000 caracteres y fotos a LNturismo@lanacion.com.ar
Toda la planificación comenzó un año antes. En agosto de 2016 ya sabíamos del eclipse que sería en Estados Unidos el 21 de agosto de 2017. Este eclipse recorrería de oeste a este de el país, con muchas mejores posibilidades de verlo en la zona oeste porque tiene un clima más seco y menos nuboso.
Después de un año de planeación, clase teórica de por medio sobre cómo fotografiar al sol antes, durante y después del eclipse, más como hacer el procesamiento de las fotos, adquisición de un filtro Baader para el lente de la cámara y anteojitos para proteger la retina de nuestros ojos, ya estábamos listos para realizar el viaje.
Por suerte, ese mismo 2017, en febrero, tuvimos una práctica de eclipse solar anular en Camarones, en Chubut.
El 14 de agosto partimos con rumbo hacia Denver, Colorado. Nos hospedamos en primera instancia en la ciudad de Fort Collins. Como llegamos varios días antes del gran fenómenos natural, esto nos daba tiempo para recorrer el hermoso estado de Colorado, con sus pueblos de montaña y también viejos pueblos del oeste como Central City y BlackHawk. Particularmente estos pueblos surgieron con la fiebre del oro de la década de 1860. Cuando se acabó el oro, los pueblos quedaron abandonados. Para que no se perdieran se reconvirtió en casinos cada uno de estos edificios, donde se conservan las fachadas, y en muchos casos el interior de los mismos, claro, ahora con maquinitas electrónicas de casino. Así que, caminar por sus calles, es como volver en el tiempo a la época del far west, salvo por las calles de cemento y los autos modernos.
Colorado es un estado muy verde, con montañas y ríos. Fuimos al pueblo de Manitou, donde tomamos el tren de cremallera más alto del mundo, para llegar al Pikes Peak de 4300 metros de altura.
Un día antes del eclipse salimos para Casper. Pero antes de ir hacia Wyoming fuimos hacia el pueblo Estes Park para visitar primero el Parque Nacional de las Rocky Mountain y luego, por la tarde, una visita guiada por El Stanley Hotel, lugar donde Stephen King se inspiró en su famosa novela El resplandor. Visitamos el hotel y sus alrededores y la mítica habitación 217 donde el autor se hospedó y donde él mismo, decía que pasaban cosas extrañas.
Noche en el supermercado
Terminada la visita en el hotel, salimos con rumbo a Casper. Al cruzar la línea estatal, entre Colorado y Wyoming todo el paisaje cambió. Del verde de Colorado, pasamos al amarillo de Wyoming, y de un estado moderno y pujante a un estado muy rústico y sin tanto modernismo.
Alrededor de la 11 de la noche, después de varias horas de viaje, finalmente llegamos al sitio elegido dentro de Casper, el estacionamiento de un supermercado muy importante de los Estados Unidos. Al lado del estacionamiento había un gran campo público, donde al día siguiente estaríamos presenciando y haciendo las fotos del eclipse.
Como no teníamos hotel reservado, ya que habíamos hecho un cambio de planes sobre la marcha, no nos quedó otra que dormir en el auto en el estacionamiento del supermercado. Por suerte estaba abierto las 24 horas, los que nos permitió contar con baño.
En el estacionamiento observé gran cantidad de vehículos y motorhomes, con gente durmiendo adentro a la espera del gran evento.
A las 7 de la mañana del 21 de agosto, el sol me despertó, un día precioso, sin una nube en el cielo. Salimos del auto, desayunamos y tipo 9 de la mañana empezamos a preparar el equipo fotográfico, trípode, cámara, filtro Baader, los anteojitos de protección. El eclipse empezaba cerca de las 11 de la mañana, así que empecé a hacer pruebas de enfocar al sol y sacarle fotos para así, ir ajustando los parámetros de la cámara e ir familiarizándome de cómo ir persiguiendo al sol por el firmamento sin perder el foco.
Había mucha gente de varias partes del mundo, como japoneses, europeos, canadienses, además de norteamaricanos de varios estados contiguos. También muchos grupos de aficionados a la astronomía, fotografía y fotografía astronómica, periodistas de distintas partes del mundo; toda la gente estaba muy emocionada.
A las 11 empezó el eclipse, ya se empezaba a observar como la luna de a poquito empezaba a cubrir al sol. La totalidad se esperaba para después de las 12 del mediodía.
En el momento en que la luna tapó casi todo el sol, la luminosidad del ambiente bajó, como si le estarían apagando el brillo al sol y cuando la luna cubrió completamente al sol, la noche se hizo presente a las doce del mediodía, la luces del supermercado y del estacionamiento se prendieron solas, detectando la falta de luz, varias bandadas de pájaros pasaron chillando, desorientadas por la situación, y en el estacionamiento y en al campo alrededor del supermercado todos aplaudíamos con emoción y entusiasmo. Luego de unos tres minutos un rayo de sol apareció, y rápidamente la luz empezó a volver. La luna ya empezaba a destapar al sol. A las 13 el fenómeno terminó, y el cielo se nubló. Tuvimos mucha suerte que las nubes aparecieran al final del eclipse.
Todo el grupo con el que viajé se reunió y nos abrazamos muy fuerte. La emoción de todos era enorme, habíamos vivido un evento que nunca olvidaremos.
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LA NACION