Fuga de pilares: la exportación que retrasa la recuperación del scrum argentino
"The end is the beginning is the end" ("el final es el comienzo es el final"), cantaba Smashing Pumpkins al cierre de Batman. Una metáfora de lo que ocurre hoy con el scrum argentino. Por múltiples factores, el que fue el más dominante del mundo y modelo para las grandes potencias, hoy está en crisis. Una causa es el éxodo de primeras líneas, que paradójicamente siguen siendo codiciados. Causa y efecto a la vez. Entre que cuesta formar pilares y hookers, puestos cuya edad madurativa ideal en general se retrasa, emigran y hay que volver a empezar.
El lunes se oficializó la partida de Santiago García Botta a Harlequins, de la liga Premiership, de Inglaterra, para la próxima temporada. El pilar izquierdo de 26 años se convirtió en el octavo primera línea con paso por Jaguares en emigrar a Europa.
"El scrum cobró gran importancia mundial y los primeras líneas argentinos tienen mucho prestigio", explica Eduardo Fernández Gil, flamante entrenador nacional de scrum de la UAR. "El scrum argentino generó una revolución desde que Catamarca Ocampo y Veco Villegas hicieron escuela desde el SIC. En los setentas, el primero en irse afuera fue Arturo Orzábal, campeón en el SIC en 1974, y lo siguieron Topo Rodríguez, Pato Noriega, Hasan, Roncero, Ayerza... Infinitos", agrega.
Esta realidad repercute directamente en los Pumas ante la restricción para convocar a jugadores del exterior impuesta en 2016. Por eso, desde la asunción de Mario Ledesma, en julio pasado, la UAR abre excepciones. Y la necesidad está claramente en la primera línea: de los cinco europeos citados en 2018, cuatro fueron pilares o hookers: Juan Figallo, Ramiro Herrera, Facundo Bosch y Gastón Cortés. El otro fue Mariano Galarza (segunda línea).
No todas las situaciones son iguales, pero ocho primeras líneas en tres años y cuarto son muchos. La salida de García Botta es una de las más significativas: con 44 partidos en tres temporadas y fracción, está entre los argentinos más activos en el Súper Rugby. Otros casos:
• Facundo Gigena. Pilar izquierdo de 24 años. Jugó apenas cinco partidos desde el banco en la temporada de debut. En 2017 pasó a Leicester. Es uno de los jugadores con que Ledesma se reunió en Europa.
• Facundo Bosch. Hooker de 27 años, jugó seis veces en 2016. No tuvo lugar detrás de Creevy y Montoya y optó por aceptar una oferta de Agen, de Francia. Debutó en los Pumas el año pasado, cuando Ledesma hizo uso de la excepción para convocar a jugadores del exterior.
• Cristian Bartoloni. Pilar derecho de 23 años. Surgido de Pucará, jugó los mundiales M20 de 2014 y 2015 y con 1,92m y 120 kilos aparecía como promesa, pero no rindió. Entró cinco veces desde el banco en Jaguares en 2017. Luego se fue a Soyaux, de la segunda categoría de Francia.
• Lucas Noguera Paz. El tucumano de 25 años era el llamado a reemplazar a Marcos Ayerza como pilar izquierdo. Desde 2014 protagonizó 43 encuentros en los Pumas. Se lesionó en el primer partido de la historia de Jaguares y en 2017 jugó 14 partidos más. A fin de ese año se fue a Bath.
• Ramiro Herrera. El experimentado pilar derecho (30 años) tuvo 22 presencias en Jaguares en las primeras dos temporadas, luego de las cuales se fue a Stade Français.
• Roberto Tejerizo. Venía en el sistema de la época de Pampas XV. Pilar izquierdo por naturaleza, tuvo su chance en Jaguares como hooker en 2017 tras la salida de Bosch; ingresó en cuatro partidos. En 2018 no fue tenido en cuenta y este año emigró a Baia Mare, de Rumania.
• Felipe Arregui. Tras la primera temporada, el pilar izquierdo se fue a Edinburgh como joker médico, pero regresó. En tres años en Jaguares participo en 18 compromisos. Este año no fue tenido en cuenta.
Frente a esta sangría, Gonzalo Quesada debió recurrir a jóvenes. Hoy los pilares titulares son Mayco Vivas (20 años) y Santiago Medrano (22), productos del Pladar. Mientras Nahuel Tetaz Chaparro, el más experimentado del plantel, se repone de una operación en un hombro que desde octubre le impide jugar, Enrique Pieretto volvió este año luego de perderse 2018 por lesión y está cumpliendo en el scrum. Juan Pablo Zeiss, corrido al lado izquierdo del scrum, suma experiencia después de saltar de la tercera categoría de la URBA al Súper Rugby un año atrás. Lucio Sordoni (20) tuvo acción en los Pumas en noviembre, y Javier Díaz, de buen estreno el año pasado hasta que sufrió una rotura de ligamentos cruzados, está recuperado. Medrano y Zeiss tienen contrato hasta 2021, y Vivas, Díaz y Sordoni, hasta 2022, informó la UAR.
La fuga de primeras líneas retrasa aun más la tarea que se propuso Ledesma de volver a jerarquizar el scrum argentino. Lo primero que hizo fue buscar primeras líneas por el país; así rescató a Zeiss y Díaz. Otra medida fue designar un entrenador nacional de scrum. "Los que están jugando son jóvenes, pero con muy pocos partidos parecen grandes", justifica Fernández Gil, hombre de Regatas de vasta trayectoria en seleccionados juveniles. "La UAR quiere ampliar el espectro. Detectar jugadores aptos para todos los seleccionados. Buscar una disciplina y unificar criterios con las academias y los clubes. Debemos aprovechar que las nuevas reglas favorecen al scrum argentino", añade.
A medida que la Argentina produzca más pilares, más codiciados serán en el exterior. Y habrá que volver a empezar. Una vez más.
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