El Racing de Coudet se enfrenta con su bestia negra: el River de Gallardo
Cuando Eduardo Coudet arrancó su carrera como entrenador, en enero de 2015, Marcelo Gallardo ya llevaba seis meses sentado en el banco de suplentes de River. Parecía difícil adivinar en ese entonces que el ciclo del Muñeco en el Millonario se iba a transformar en histórico o que el Chacho iba a revolucionar primero a Rosario Central y un par de años después iba a construir este Racing que ganó de manera categórica la Superliga 2018/19. Pero al mismo tiempo que sus carreras crecían, entre Coudet y Gallardo se fue generando una rivalidad que ya acumula ocho enfrentamientos, con cinco éxitos para el Muñeco, dos empates y apenas uno para el actual DT de la Academia.
Gallardo y Coudet compartieron una temporada y media en River y consiguieron un título, el Clausura 2004, con Leonardo Astrada como técnico. En aquel vestuario no generaron una amistad, aunque ese mismo respeto que había como compañeros se mantiene hoy como colegas, tanto cuando hacen declaraciones públicas como cuando hablan del otro en privado. Aunque también existe cierta pica, que se inició cuando en el mismo mercado de pases el técnico millonario fue a buscar a Damián Musto, Pablo Álvarez, Walter Montoya, Marcelo Larrondo y Víctor Salazar. "River ya llamó a cinco de mis jugadores y no me sorprende", dijo el Chacho en ese momento. Para ninguno de los dos es un partido más.
El primer cruce fue en mayo de 2015, un triunfo de River por 2 a 0 ante Rosario Central, en la tarde que Pablo Aimar volvió a jugar en el Monumental tras 18 años. La revancha llegó apenas un mes después para el Chacho, que se dio el gusto de eliminar al Millonario de la Copa Argentina en los octavos de final con una victoria por 2 a 0. Acaso el más emblemático choque entre dos equipos de Gallardo y Coudet se dio en el Gigante de Arroyito, en febrero de 2016: fue un 3 a 3 emocionante, un verdadero partidazo. Casi un anuncio de lo que vendría en diciembre de ese mismo año, en la final de la Copa Argentina: River remontó un partido que antes había dado vuelta Central y tras ganar 4 a 3 terminó coronándose campeón. Con ese partido simbólico, Gallardo pasó al frente en el duelo personal.
Desde que el exvolante derecho desembarcó en la mitad celeste y blanca de Avellaneda, River se volvió una especie de kriptonita para Coudet: cuatro partidos, tres derrotas, un empate, siete goles en contra y ninguno a favor. Eso, en un ciclo de 58 partidos en el que sacó más del 62% de los puntos. El equipo de Gallardo se transformó en una bestia negra para este Racing. Por eso el Chacho está esperando con ansiedad el partido del próximo sábado, a las 20. Sobre todo por los dos últimos antecedentes en el Monumental, el 0-3 por Copa Libertadores que terminó en escándalo después de que Ricardo Centurión se dibujara la camiseta de Boca tras ser expulsado y el 0-2, que otra vez tuvo a Centurión como villano, aquella vez por empujar al técnico cuando le fue a dar una indicación.
El DT de la Academia reconoce que está con ganas de revancha porque salvo esos dos últimos cruces, siempre que un equipo suyo se había enfrentado contra Gallardo había salido un partidazo. En los últimos dos antecedentes en Núñez, Coudet fue blanco de algunos cuestionamientos tácticos, aunque aún a la distancia el Chacho está convencido de las decisiones que tomó.
En la eliminación de la Libertadores 2018, eligió apostar por la base que venía jugando en esa Copa y dejó en el banco a los recién llegados Marcelo Díaz y Pol Fernández y a Eugenio Mena ni siquiera lo incluyó en la nómina de la Libertadores. En la derrota de la última Superliga fue el único partido de su ciclo en el que salió a jugar con doble cinco, con Díaz y Nery Domínguez. Aunque la explicación táctica fue que la idea era generar una mayor tenencia de pelota, lo que se vio fue un equipo que pareció salir a especular, lo contrario al sello que le imprimió Coudet al equipo.
Para el juego de este sábado, el Chacho también podría tomar una determinación fuerte: dejar a Díaz en el banco. El chileno no arrancó la Superliga en un buen nivel, por lo que Nery Domínguez subiría a la mitad de la cancha para que Lucas Orban, un zaguero natural, contrarrestre la potencia de Borré y Suárez.
La ventaja que tendrá Racing es que juega en Avellaneda, donde tiene un invicto de 18 partidos y una efectividad del 76,19% con Coudet: ganó 19, empató 7 y perdió 2. Una de esas derrotas fue ante River, en abril de 2018, 0-2 con gritos de Borré y Palacios. El otro antecedente en el Cilindro es el 0 a 0 de la llave de ida de la Libertadores 2018. De los 28 partidos que jugó como local, sólo en cinco partidos no convirtió. Y dos de esos fueron ante el Millonario.
Franco Armani, se sabe, es un dolor de cabeza para Coudet. Fue figura en aquel cruce de la Copa Libertadores 2016 entre Rosario Central y Atlético Nacional de Medellín y en las cuatro veces que se enfrentó ante la Academia nunca recibió un gol. "Apaguen la tele que no lo quiero ver más a Armani", llegó a pedir en una conferencia de prensa, aunque ayer le bajó el perfil: "Fue algo más dicho con tono de broma que algo real". Producto de la casualidad, aunque acaso también influyó el inconsciente, tres de los cinco refuerzos que trajo Racing este mercado de pases ya le convirtieron alguna vez a Armani. Tal vez David Barbona, Matías Rojas o Walter Montoya encuentren otra vez la receta para lograr lo que para los demás jugadores del plantel hasta ahora fue imposible.
"Vamos a pelear el título de la Superliga hasta la última fecha"
Arrancó algo tenso frente a los periodistas ("A Gallardo no le repreguntan cuando no confirma el equipo..."), aunque luego se fue soltando y dijo: "Vamos a pelear el título hasta la última fecha". Algunas de las declaraciones del Chacho Coudet en el Cilindro de Avellaneda:
"El equipo está bien. Estuvimos entrenando bien. Tenemos en cuenta a todos... El equipo lo dieron en la semana ustedes (dijo señalando a los periodistas). Ya lo dieron...", y cuando todos se quedaron en silencio y esperando que Coudet diga algo más agregó con tono serio: "Cuando Gallardo no quiere dar el equipo, ¿hay alguna repregunta? ¿Tienen otra pregunta? Vamos...".
"La adaptación de los refuerzos lleva un proceso, hay que tener paciencia, todo es muy acelerado. Llegaron grandes jugadores, no hay que volverse loco exigiendo, nos van a dar mucho rédito. Salvo Barbona, el resto no hace mucho que está, todo es tiempo de trabajo, un proceso, venimos mostrando cosas buenas. No tengo dudas de que Matías Rojas va a ser figura de Racing, pero todos esperan que haga ya un gol de tiro libre. Quizás hace el primero ante River".
"Tenemos buenas sensaciones, hay que ver cómo está el equipo, cómo se adapta a una idea de trabajo. La verdad es que empatamos los dos, y no sé si no merecimos ganar todos, pero desde que yo llegué en muy pocos partidos fuimos superados, en la gran mayoría fuimos superiores a los rivales. Estamos recontra positivos, nos encanta jugar en casa con nuestra gente, van a venir enchufados, siempre decimos que necesitamos de ellos. Esperamos poder darles una alegría".
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