Messi hace que parezca normal lo que es una proeza
Hay una historia reciente, la que indica que a Barcelona se le caen los títulos de Liga del bolsillo y que las vueltas olímpicas se convirtieron en una rutina, un paseo cotidiano, como quien va a un parque. Y existe otra historia más pretérita, que da cuenta de festejos muchos más aislados y espaciados en el tiempo. La bisagra entre esas dos épocas es Lionel Messi. El rosarino, que sin haber terminado su carrera ya es el mejor futbolista de la historia de Barcelona, estableció un antes y un después.
La frontera que marcó Messi se puede apreciar estéticamente, en sus destrezas técnicas, en sus jugadas mágicas e increíbles, o en la rotundidad de los números que ayudó a conseguir: diez ligas en los últimos quince años, desde su debut en octubre de 2004, cuando antes Barcelona había obtenido 16 en 75 años. (de 1929 a 2004). El contraste es notorio.
A veces, la dimensión de una victoria se refleja mejor por la manera en que repercute e impacta en el adversario directo. Zinedine Zidane salió al rescate de la grandeza de Real Madrid cuando en una reciente conferencia de prensa lo consultaron sobre si le preocupaba esta hegemonía del Barça: "Nosotros tenemos 33 ligas, ¿cuántas Barcelona?". Tan cierto como que en el período de los 10 títulos de Messi, el Madrid solo intercaló cuatro (la restante fue para el Atlético de Madrid). La diferencia se acortó progresivamente.
De todas maneras, el entrenador francés valorizó al torneo local, no se escudó en su condición de tricampeón de la Champions League para menospreciar la competencia que mide la regularidad semanal de los equipos. "En la próxima temporada, lo más importante será la Liga. Barcelona lo está haciendo mejor, hay que cambiar eso. En la Champions tenés 12 o 13 partidos si ganás. La Liga es pum, pum, pum, todos los días".
La prensa española definió como "la Liga de Messi" a la obtenida en el curso pasado. Hizo 34 goles en 36 partidos, con Andrés Iniesta como socio por última vez para ser líder en 36 de las 38 fechas. En la actual, en la que Barcelona será puntero en 34 de las 38 jornadas, la incidencia de Leo no fue menor, la consagración volvió a llevar su rúbrica, con 34 goles a falta de tres fechas. El capitán y N° 10 se eleva como la referencia del equipo, del club. Alrededor de él se sostienen los proyectos más ambiciosos. Todo es a partir de Messi, ahora único sobreviviente del plantel con el que conquistó la primera liga, en 2005, cuando recién asomaba y se empezaba a hacer un lugar en una delantera que tenía a Ronaldinho, Giuly, Larsson y Eto’o. Más relegado estaba un nombre que quizá pocos recuerden: el exdelantero de River Maxi López.
Messi fue ganando ligas al lado de compañeros que proviniendo de la Masía se convirtieron en leyendas: Puyol, Xavi, Iniesta, después Busquets y Jordi Alba (tuvo un paso por Valencia antes de regresar). Fue garantía y solución para los técnicos Frank Rijkaard (2 campeonatos), Pep Guardiola (3), Tito Vilanova (1), Luis Enrique (2) y Ernesto Valverde (2). Solo Gerardo Martino se quedó con las ganas en 2014, cuando el Atlético de Diego Simeone le ganó la liga en la última fecha. Ningún sector de la cancha le quedó grande. Desde el puesto de extremo derecho en el que lo hizo debutar Rijkaard, pasando por el de falso N° 9 que le inventó Guardiola en un clásico en el Bernabéu con goleada 6-2, hasta su actual condición de mariscal de campo, de estratega que estudia tiempos y movimientos para decidir dónde le puede hacer daño al rival.
Desde el debut lo prohijó Ronaldinho y luego se fue entendiendo con compañeros de ataque de las características más variadas: Eto’o, Henry, Ibrahimovic, Bojan, Pedro, Villa, Cesc Fábregas, Tello, Alexis Sánchez, Alcácer, Neymar, hasta llegar a su amigo Luis Suárez y las últimas contrataciones, Coutinho y Dembelé, las más caras en la historia del club.
Ovacionado hasta por los hinchas de Betis por el golazo que dejó en el Benito Villamarín, los de Barcelona le rinden pleitesía, no podía ser menos, mientras el presidente Josep Bartomeu le prepara un contrato de por vida. Se sienten contemporáneos y beneficiarios de un fenómeno cuya obra cotiza en presente y seguramente lo hará más en el futuro, cuando ya no esté y ganar 10 ligas en 15 años sea una proeza solo al alcance de Messi.
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